DISFRUTANDO HASTA EL ÚLTIMO DÍA

                                    

Este fin de semana fui a ver un concierto de John Mayall.  Puede que este nombre no signifique gran cosa para muchos de vosotros pero es el de una leyenda del rock.  En su primera banda The Bluesbreakers se formaron músicos como Mick Taylor, Eric Clapton o Mick Fleetwood entre otros. Esto ya os habrá dado una idea de que no es ningún jovencito, por supuesto que no, tiene 80 años.  Claro que en su caso esto no quiere decir nada, empieza el concierto cuando él entra corriendo, se pone al teclado y durante dos horas no descansa ni un minuto, pasa del teclado a la guitarra y siempre con la armónica a mano, además canta.  Tras ver a este hombre de ochenta años sobre el escenario me replanteo eso de la jubilación a los 70 años.  Cuando se plantea ir aumentando progresivamente la edad de jubilación yo digo que es una aberración, pero viendo a este hombre trabajando pienso y ¿por qué disfruta trabajando? Lo único que se me ocurre es que debe tener una elevada motivación.

He conocido a muchos trabajadores que en el momento de llegarles la jubilación veían la oportunidad de liberarse de un yugo.  En algunos de estos trabajadores influyen circunstancias personales.  Y en muchos el motivo principal está relacionado con la organización.  Estructuras muy jerarquizadas y rígidas, excesiva carga de trabajo, falta de reconocimiento, descompensación entre la responsabilidad y el sueldo, falta de control sobre los resultados de trabajo, expectativas no satisfechas, etc. conducen a los trabajadores a la desmotivación.  Estas situaciones mantenidas año tras año producen la desgana, el que a uno le cueste levantarse por la mañana, el que se haya perdido la ilusión.  Es cierto que John Mayall es un artista, un trabajo que a todos nos parece muy guay.  Entonces me viene a la mente un documental sobre nuestro Paco De Lucía donde el genial guitarrista aparece acostado sobre una tumbona de donde no le gustaría levantarse.  El final de la historia ya lo conocemos, Paco murió de un infarto probablemente debido al estrés.  Yo en este aspecto no me engaño, todo trabajo tiene sus cosas positivas y negativas.  En la biografía de John Mayall destaca que su carrera ha estado llena de altibajos, yo leo entre líneas que el hombre ha pasado sus momentos profesionales de crisis y que no todo ha sido un camino de rosas.  Supongo que como artista habrá tenido que pelear lo suyo.  No te contratan y estas de alta en la seguridad social con un sueldo fijo todos los meses.  Triunfaría con un disco y el siguiente sería como empezar de cero o, lo que es peor, con muchas expectativas de que hiciese otro igual de bueno, pero completamente diferente.  Sin embargo habiendo motivación y ganas de hacer bien las cosas la ilusión puede sobrevivir a todos los contratiempos.  Otra cosa es cuando el hacer bien las cosas o el hacerlas a tu gusto no depende de ti.  Cuando detrás tuya hay toda una maquinaria de inoperancia, empezando por tus propios superiores.

Es cierto que hay otros profesionales que no son los artistas que continúan su vida laboral más allá de los 65 años si les dejan.  En ciertos colectivos hay una motivación clara:  el dinero.  El dinero es muy motivador para la mayoría de las personas, solo unos pocos no se dejan cegar por el vil metal.  Y es que ganar 6000 o 7000 € frente a los 2554 € que es la pensión máxima actualmente en España motiva mucho. En algunos casos el sueldo obliga, porque de ese sueldo se han acostumbrado a vivir muchos miembros de la familia cómodamente y no saben renunciar a ello.  El que nunca lo ha tenido ya se ha acostumbrado a vivir sin un sueldazo y sus hijos se han emancipado porque no les ha quedado más remedio.

Volviendo al concierto, al lado del octogenario John Mayall había un jovencísimo guitarrista que no le quitaba la vista de encima a lo que hacia su maestro.  Viene a ser lo que yo entiendo por un “contrato relevo”, una persona joven aprendiendo de una mayor para algún día tomar el testigo y continuar con un trabajo.  Porque es ley de vida que los jóvenes ocupen el puesto que deja el mayor.  Es un alivio el saber que todo lo que has aprendido a lo largo de tu vida laboral no se va a perder.  También da buen rollo el que una persona joven pueda abrirse camino ayudado por alguien con experiencia.  Este tandem tiene sentido, es una buena forma de que una persona joven entre a trabajar y una mayor lo deje poco a poco, sin traumas.

A pesar de los departamentos de recursos humanos, calidad, prevención de riesgos laborales... que nos encontramos en todas las empresas la motivación del personal es algo prácticamente inexistente.  En vez de imponer la jubilación a los setenta sería más positivo que se estableciesen medidas que permitiesen a los trabajadores permanecer en sus puestos con ilusión hasta el último día.  

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