El peor jefe del mundo

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A menudo nos encontramos en puestos de dirección a personas con menos capacidades que aquellos a quienes dirigen.   Si eres una persona creativa y con verdadero talento y te topas con alguno de estos tipos de jefe ponte en lo peor.
Si trabajas en la administración, que en la actualidad se nutre de las castas políticas para su gestión, te encontrarás con un campo abonado para los jefes incompetentes.  En los partidos políticos lo que se pide es fidelidad, no competencia, y en función de esa fidelidad se reparten las jefaturas, cuanto más fiel más gordo el cargo, sin más.  Si eres un empleado de talento, capaz y entregado, en la administración puedes ver como te pasan por alto para dar un puesto de libre designación a un enchufado político descerebrado.  En este caso la única solución que tienes es seguir adelante con tu vida como si nada.
Pero no todo es pesimismo, existen muchas categorías de jefes y cada uno tiene su punto débil que hay que conocer y atajar para que no te haga la vida imposible.  Vamos a verlos uno a uno:
1. JEFE INÚTIL TOTAL:  hay jefes inútiles que se atrincheran en sus despachos y procuran tomar el número menor de decisiones posibles porque son conscientes de su incapacidad y temen meter la pata. A alguien ajeno a este tipo de jefa/e puede parecerle que no es especialmente peligroso.  Lo que sucede es que después de un tiempo de tenerlo al frente su peligro se hace evidente en forma de ausencia de decisión.  Cualquier asunto que entra en su despacho queda allí aparcado sin resolver.  No te canses insistiendo para que se decida, la respuesta siempre será la misma “estoy en ello”.  Hazte a la idea de que mientras él/ella esté dentro de ese despacho mejor que entren allí sólo los asuntos que no corran prisa.
2. JEFE ENGREÍDO:  se cree un Dios, el mejor del mundo, nunca se equivoca, no escucha y la opinión de los otros le trae sin cuidado porque nadie sabe más que él/ella.  Son fáciles de engañar, se creen tan listos que no se cuestionan que tú sigas sus reglas sin protestar.  Hacer lo que ellos dicen es la mejor manera de salirte con la tuya.
3. JEFE LLORÓN:  continuamente necesita que haya obstáculos y problemas en la oficina.  Si le dices algo positivo ya se encargará él/ella de sacarle el lado negativo.  Como necesita sufrir es mejor que no le des buenas noticias, lo mejor es evitarlo en lo posible, si no le sacas un tema no tendrá de que quejarse y si aun así llora, déjalo que llore sin escucharlo, es cuestión de práctica.
4. JEFE TOCA HUEVOS: este es de los peores, se aferra a su presa sin soltarla para poder torturarla.  Aquí sólo hay una cosa que puedes hacer y es fingir que la carga del trabajo es superior a la que realmente es.  Es triste, pero es así, para que te deje tranquilo no hay nada como mostrarse ocupado, concentrado y quejarse de todo lo que hay que hacer, que te vea agobiado y así su motivación por incordiar desaparecerá.
5. JEFE ACOMPLEJADO: conoce su incapacidad en el trabajo y tiene miedo que alguien conspire para sustituirlo. Siempre intentará demostrar lo necio que eres tú por miedo a que se sepa lo necio que es él/ella.  Pues que se relaje, en su presencia demuéstrate ignorante y sólo enseña tu valía cuando otro jefe/a lo necesite y te ofrezca oportunidades de cambiar de departamento.
6. JEFE SIN VIDA PROPIA:  no tiene amigos, viene a la oficina a tener   vida social y el día que se jubila es un desgraciado.  Le encanta estar parloteando para demostrar el buen ambiente que hay en la oficina.  Lo malo es que tanto parloteo te hace perder un tiempo precioso que deberías haber pasado trabajando y al final acabas haciendo horas extras.  Hazle ver que estás ocupadísimo, proponle quedar a la salida a tomar unas copas y charlar.  Fuera de la oficina es como un pulpo en un garaje, está perdido y lo sabe, ahí se acabará vuestra relación de “amistad”.
 Por último existe una categoría que recoge John Hoover en su libro “Cómo trabajar para un idiota” (“Cómo sobrevivir y prosperar en el trabajo sin asesinar a tu jefe”) Aguilar, 2012:
7. JEFE IDIOTA:  este es un tipo que generalmente  se hace con el poder debido al azar, el resto del personal andaba distraído y él supo aprovechar esa oportunidad, ese mérito se lo tenemos que reconocer.  Una vez en el poder el problema de estos jefes no es que sean malos, sino que tienen ideas raras en la cabeza, y eso es peligroso en una cabeza que no está diseñada para pensar, como explica John Hoover en su libro.  Este autor, con una larga experiencia en diversas empresas, sostiene que estos jefes son fáciles de manejar ya que son como perros tontos, siempre piensan que todo lo que hacen es lo más importante del mundo en ese momento, de ahí se deriva un primer consejo que nos da el autor:
- Si sabes cómo mostrarte amable y alentar a un animal tonto, estarás en posesión de la mayoría de las habilidades necesarias para gestionar a un jefe idiota.  Este tipo de jefe se suele meter en situaciones embarazosas, sin siquiera darse cuenta. En esos momentos de desesperación, en los que todo el mundo se ríe, ponle una mano en el hombro y dale ánimos.  Una máxima fundamental del manual de Hoover: “Nunca nadie mejoró su carrera haciendo que su jefe se vea como un idiota”. La simulación es por lo tanto crucial para la supervivencia.
Otro consejo:
- Adelántate a sus planes, controla tú el trabajo porque si lo dejas a él/ella, fijo que te involucra en cualquier tipo de plan ridículo que te va a hacer perder mucho tiempo.  Si el trabajo sale adelante y tu jefe se pone la medalla por ello, déjalo pasar.
El autor nos va desgranando una serie de consejos muy útiles para lidiar con este tipo de jefes.  Lee el libro, la risa está asegurada y fijo que más de uno reconoce las situaciones que se describen en él.  Además el saber que un tío lo suficientemente listo como para escribir el libro ha pasado por lo mismo que uno siempre consuela.