"YA LO HAGO YO"

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Todos nosotros hemos experimentado en alguna ocasión la presencia en el trabajo de un compañero que se empeña en acaparar una gran cantidad de tareas. En el fondo estos trabajadores están convencidos de que viven rodeados de ineptos y de que ellos son los únicos capaces de desarrollar las tareas adecuadamente.
Podríamos pensar que esta postura es una ventaja para el resto de compañeros, pero no es así, el que una persona coja más tareas de las que puede realizar acaba suponiendo un problema adicional para el conjunto de trabajadores.  Es cierto que todos tenemos diferentes capacidades de trabajo y debe ser decisión individual determinar cuánto puedes o no trabajar. Sin embargo, el que acapara suele tender a propasarse en el cálculo de sus posibilidades y al final su propia incapacidad para establecer limites acaba explotando en el departamento.
El tiempo corre de igual modo para todos nosotros y lo que hay que hacer es una buena programación de nuestro tiempo de trabajo.  Hay momentos en los que se puede aumentar el ritmo de trabajo para salir de un apuro, pero no se puede ir acelerado toda la jornada todos los días porque eso acaba quebrando la salud y también la eficacia en la realización del trabajo.
En cualquier trabajo es necesario establecer prioridades y una vez hecho esto si hay un exceso de tareas siempre se puede pedir ayuda, enseñar a otro compañero a hacerlo y si tiene menos carga de trabajo siempre podrá hacerlo más rápido y con más dedicación.  Al principio puede que cueste trabajo pero el liberar tiempo es bueno para hacer aquello en lo que uno es experto o aquellas tareas que no se pueden delegar en otro.  Quizás eres de esos trabajadores que sí eres capaz de hacerlo todo, pero ten en cuenta que tu obligación es hacer un buen uso de tu tiempo.  No sólo se trata de hacer las cosas sino de hacer las cosas lo mejor posible
El modo en que podemos reconocer a estos trabajadores es observando si cumplen con el perfil de acaparador que se basa en tres características:
-    Desconfianza en el equipo.
-    Afán por acaparar tareas.
-    Obsesión por controlarlo todo.
Una de las consecuencias de este modo de proceder es que obtener los objetivos del departamento resulta difícil si uno no confía en los demás. Además en su afán de acaparar y controlar surge un problema adicional y es que además de coger todas las tareas posibles no informa a sus compañeros de lo que hace, le gusta sentirse imprescindible.  Esta postura sólo sirve para sembrar el caos, ya que cuando se ausenta nadie sabe lo que hacer con las tareas que quedaron sin terminar o que se deben hacer periódicamente y están en sus manos.
¿Hay algo que se pueda hacer para defendernos de los acaparadores?  Sí, veamos algunas medidas a tomar:
1.   No perder el tiempo defendiéndose del acaparador, seguir adelante intentando sacar adelante los proyectos lo mejor posible.
2.    Favorecer la comunicación entre los compañeros.
3.    Establecer unas reglas de juego claras que no permitan a cada uno hacer lo que le parezca.
4.    Dar ejemplo enseñando y aprendiendo continuamente.
5.    Si interfiere directamente en nuestra tarea decírselo con claridad.
6.   Si el problema se mantiene en el tiempo pida la intermediación de un superior para resolver el conflicto.
7.    Cuando en su ausencia surjan conflictos por la falta de información trate el tema de forma grupal y con la presencia de un superior a su vuelta, sin personalizar, planteándolo como un problema del equipo.