Escapar de España


                                   

A algunos de nosotros se nos pasa a veces por la cabeza la idea de marcharnos a vivir a otro país como única salida posible a lo que estamos sufriendo en España en lo referente a la corrupción, falta de expectativas de mejora de la economía, mala gestión de los recursos, abuso de poder de los políticos... Lo más triste es que seis de cada diez españoles entre 18 y 30 años considera seriamente abandonar España en busca de trabajo.  Sin embargo muy pocos jóvenes españoles permanecen en el extranjero según un reciente estudio.
Frente al 21% de los jóvenes alemanes que barajan la posibilidad de salir fuera de su país a trabajar existe un 14% de jóvenes españoles planificando abandonar España en busca de oportunidades de trabajo, incluso llega a un 41% los que están a favor de irse según un reciente estudio del Instituto Vodafone para la Sociedad y las Comunicaciones.  Parte del problema es que sólo el 40% de españoles creen tener posibilidades de encontrar trabajo en su campo de estudio, mientras que en Alemania son un 66% y en Inglaterra un 59%.  Pero este problema no es nuevo, el sistema educativo español lleva décadas engañando a millones de jóvenes ofreciéndoles una carrera universitaria como el súmum de la realización personal, cuando la realidad es que no se necesitan tantos universitarios y sí mas trabajadores con conocimientos de profesiones como la de electricista, mecánico... 
Hace poco una estudiante española de Erasmus en Alemania  me comentaba asombrada que en ese país el estudiar enfermería o medicina se consideraba algo para lo que está capacitado cualquiera que estudie medianamente bien y que lo que más valoraban era un buen fontanero, albañil... En España se sabe desde hace tiempo que ese es uno de nuestros problemas básicos, pero las soluciones pasan por intentar potenciar la Formación Profesional sin darse cuenta que lo que debe fomentarse es la valoración y retribución de los trabajadores que salen de ella.
Aún nos falta mucho para ser Europa.  No resulta pues extraño que los españoles junto a los italianos seamos los que albergamos los sentimientos más negativos en cuanto a nuestro futuro.  Mientras que un 43% de los alemanes cree que van a mejorar el nivel de vida con respecto a sus padres, sólo el 29% de los españoles cuentan con mejorar.  Este sentimiento negativo va en coherencia con el arraigo en nuestra sociedad de la primacía de tener a un conocido antes que al mejor para cualquier puesto.  ¿Con que ánimo puede un joven que no pertenezca a ningún círculo de influencia enfrentarse a la búsqueda de empleo?  España es el país de las relaciones personales y no de las capacidades personales, y esta losa no nos la quitamos de encima.  Si a esto sumamos que en España el desempleo alcanza un 23,7% no resulta difícil encontrarnos con algunos de los mejores profesionales entre ese gran grupo de parados.  Si siquiera llegásemos a la situación de Alemania que sólo tienen un 5% de tasa de paro el problema del enchufismo no sería tan grave como es.
Pero el drama de España no termina ahí, a pesar del interés de los españoles por buscar trabajo fuera de sus fronteras sólo un 5% han pasado más de 6 meses en el extranjero.  De este 5% un 37% han salido a estudiar, un 34% han ido a aprender un idioma a ese país y sólo el 12% están trabajando.  Entre nuestras carencias educativas se encuentra la enseñanza de idiomas y a pesar de la intención de muchos jóvenes de escapar a su negro destino la realidad se manifiesta en la dificultad para hablar otras lenguas.
El número de españoles que se trasladó a Alemania en 2013 fue de 36.511.  En el mismo año 51.000 españoles, la mayoría menores de 34, se afiliaron al sistema social en el Reino Unido.

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