LA OFICINA DEL FUTURO

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Cuando se ubica a los trabajadores en una oficina todos buscan tener el mejor sitio posible.  Un buen sitio es el que está cerca de una ventana.  Los primeros en llegar buscan esas mesas, pero no sólo eso, una buena orientación de la pantalla es fundamental.  El que haya leído otros artículos al respecto pensará que me refiero a la incidencia de los rayos de luz, pues no,  estoy hablando del presentismo y de la necesidad de que el resto de compañeros, jefes y público en general no fisguen lo que estoy haciendo.  Es lo que tiene el pasar muchas horas en el centro de trabajo, es imposible el estar al ciento por ciento tanto tiempo, se lee el periódico y se hacen gestiones personales con el ordenador. O al menos esto es lo que ocurría en las oficinas del siglo XX.  A la larga esta organización de los espacios y del trabajo no es rentable ni satisfactoria.  Se necesita cambiar el concepto de oficina y buscar una organización más dinámica donde un trabajador no tenga un puesto fijo ni un horario fijo. 

Lo que se buscará en el futuro es la productividad unida a la comodidad de los empleados.  Una terraza con plantas o una cafetería pueden ser lugares improvisados donde trabajar.  Cada trabajador deberá responsabilizarse de su trabajo y realizarlo cómo y cuándo pueda siempre y cuando cumpla con los plazos establecidos por la dirección.  El teletrabajo será otro factor importante para reducir el espacio de oficinas en las empresas, menos mesas que no tendrán un dueño ni papeles y que serán utilizadas indistintamente por unos y otros.  Todo ello favorecerá el ahorro en alquileres y gastos de mantenimiento.

Según Steelcase, multinacional especializada en muebles de oficina, en España nos encontramos los trabajadores más insatisfechos.  En nuestro país nunca se ha dado importancia al bienestar de los trabajadores y aprovechando la crisis muchos empresarios creen que pagar un sueldo es suficiente para tener contentos a sus empleados.  La presencia de empresas como Google en Madrid en las que se ve a los trabajadores en sofás tomando un café y en las que hay máquinas de comida y bebida gratis en cada esquina o una mesa de billar en la que tratar los asuntos de trabajo nos deja con la boca abierta.  Sin embargo hay algo que no me acaba de convencer del todo y es la publicidad que dan estos centros de trabajo al hecho de tener masajista, gimnasio o talleres diversos.  Como trabajadora opino que el trabajo es el trabajo y el ocio tiene que llevarse a cabo lejos de la oficina.  Lo contrario me parece una excusa para mantener a los trabajadores a mano el máximo tiempo posible lo que de alguna manera sigue siendo presentismo.  Las tareas deben terminarse en el menor tiempo posible para poder disfrutar del hogar, la familia, los amigos y todo tipo de aficiones.  Trabajar para vivir y no vivir para trabajar.  Ha llegado el momento de cobrar por los resultado obtenidos y no por el tiempo que se pasa en el centro de trabajo.  

Compartir espacios, intercambiar puestos, permanecer en la oficina el tiempo indispensable, realizar ciertas tareas en casa gracias a las nuevas tecnologías, tener reuniones en espacios relajados, así será la oficina a la que deberemos acudir dentro de no mucho tiempo.