QUIÉN NOS CURARÁ EN EL FUTURO

                                    La Creación de Miguel Angel

La medicina como la conocemos hoy tiene sus días contados.  En menos de lo que pensamos los médicos serán sustituidos por máquinas.  Si durante la era industrial las máquinas ocuparon puestos que anteriormente se realizaban con fuerza bruta hoy en día estamos entrando en una nueva revolución en la que las máquinas desplazan a los humanos en tareas que pensábamos eran insustituibles por nuestra inteligencia superior.  Los avances en inteligencia artificial han superado con creces las previsiones de mejorar lo que antes creíamos propio y exclusivo del cerebro humano.  En EEUU la empresa IBM consiguió que su computadora WATSON ganara un concurso de preguntas y respuestas “Jeopardy” superando así a todos sus contrincantes.  IBM contento con sus resultados está preparando a WATSON para el diagnostico y tratamiento del cáncer.
¿Han ido hace poco al médico? En ese caso díganme qué de humano les pareció el trato recibido.  Hoy en día los médicos clavan sus miradas en la pantalla del ordenador y con un poco de suerte le enchufan algún aparatejo que les ayude a determinar un diagnóstico.  El médico de antaño que tocaba, olía y, como decía mi viejo doctor, hasta probaba el sabor del paciente ha desaparecido.  Se dice de los jóvenes médicos que están más preparados que nunca y yo no lo dudo.  Se pasan estudiando la friolera de diez años con la especialización incluida para poder introducir en sus cerebros el mayor número de datos posible.  Esto mismo lo va a lograr IBM con su máquina con un coste muy inferior y una mayor fiabilidad.  Uno de cada cinco diagnósticos y tratamientos, según IBM, son incorrectos o incompletos.  Es evidente que hemos querido hacer de nuestro personal sanitario máquinas y han resultado poco eficientes como tal.  WATSON en cambio, gracias a su enorme capacidad para procesar grandes cantidades de datos podrá sistematizar la información clínica de la historia del paciente y cruzarla con todos los estudios realizados hasta el momento.  Si la media de médicos aportasen alguna valoración personal, obtenida con la observación detenida y realizada a lo largo del tiempo sobre sus pacientes, esto sí que sería insustituible por la labor de una máquina.  Pero no nos engañemos, esa capacidad que tradicionalmente se ha venido llamando “ojo clínico” se ha desvanecido en pos de médicos que apoyan sus diagnósticos en el uso de aparatos frente a la intuición.  Incluso el factor persuasivo que los médicos deberían utilizar con sus pacientes ha ido desapareciendo de las consultas en las que el facultativo repite diagnósticos y tratamientos como una letanía paciente tras paciente.  La interacción humana entre paciente y doctor se ha ido perdiendo con lo cual el siguiente paso lógico es que una máquina haga el resto.   Habrá especialidades como cardiología que desaparecerán primero dada su gran dependencia de datos objetivos como son frecuencia cardiaca, pulsaciones, tensión arterial... todos ellos obtenidos con pequeñas computadoras.  Otras especialidades como dermatología son más susceptibles de necesitar del reconocimiento visual, pero todo es cuestión de tiempo.

Errar es humano y en todos los trabajos se cometen errores, lo que sucede en la medicina es que un error puede llevar a la muerte del paciente.  Quizás ha llegado el momento de que las máquinas tomen el control de nuestra salud y que los humanos que estén capacitados para cuidar los aspectos emotivos ayuden en la recuperación del enfermo.

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