BIENVENIDOS AL FUTURO

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Los móviles rigen nuestras vidas

Hace unos pocos años cuando se hablaba del futuro este se adivinaba como un mundo poblado de robots.  Estos robots tendrían aspecto humano, su piel sería metálica pero su cabeza, brazos y piernas serían similares a las nuestras y sus vísceras estarían constituidas por un montón de cables, circuitos y microchips que les conferirían unas capacidades superiores. Pues bien, el futuro ha llegado y los autómatas somos nosotros; nuestra mano se prolonga en lo que llamamos móvil que nos confiere la capacidad de comunicarnos con el resto de  autómatas en cualquier lugar del planeta.  Este nuevo apéndice nos permite además conocer de antemano la climatología y realizar en todo momento y todo lugar tareas que hace poco tiempo requerían desplazamientos y tiempo de dedicación.  En un instante y sólo con tocar la pantalla podemos realizar la compra semanal, reservar un vuelo, contratar las vacaciones, sacar una entrada o matricularnos en un curso.  Todo ello en unos minutos y sin movernos del sitio.  En breve también dispondremos de unas gafas con las que podremos estar aún más conectados que en la actualidad.  Nos hemos convertido en individuos controlados por aparatos.  El móvil nos acompaña a todas horas, los más jóvenes incluso duermen con él.  En el trabajo no hay profesión que se libre de la prolongación del cuerpo en una máquina.  Si con la revolución industrial fueron los trabajadores del sector secundario los que se mecanizaron, con la revolución tecnológica el resto de profesionales se han convertido en esclavos de las maquinas.  Los abogados, médicos e ingenieros dependen de su ordenador; los camareros se pasean entre las mesas con una maquinita que los conecta al ordenador principal. 

La raza humana en los países desarrollados está conectada a las máquinas a las que obedece sumisamente.  Si el móvil suena corremos a cogerlo.  Un adolescente puede que no lea libros pero no deja de leer los mensajes que le entran por el whatsApp.  Si nuestra computadora nos dice que va a llover salimos a la calle con paraguas.  En las revistas femeninas alertan a sus lectoras:  si cree que su marido la engaña revísele el móvil.  Y es que nada sucede en nuestras vidas sin que las máquinas lo registren.  Nos subimos al coche y el navegador nos indica por dónde ir, lejos están las discusiones de mis padres en las que mamá apuraba: - Aparca que pregunto o : - Nos hemos pasado la desviación hay que dar la vuelta.  Hoy una voz nos guía.  Las computadoras son una prolongación de nosotros, nos ordenan, nos dirigen, nos controlan. Si tienes una tarjeta de El Corte Inglés tu vida es un libro abierto, lo que comes, si eres celíaco o diabético, cómo vistes, tus aficiones... nada se escapa al control implacable de tu tienda amiga.
Los autores de libros fantásticos acertaron al predecir que el mundo se poblaría de robots, lo que no habían imaginado es que ellos mismos serían esos robots.