LOS RIESGOS DE NO REALIZAR ACTIVIDAD FÍSICA

Pereza

El trabajo de oficina aunque pueda parecer exento de riesgos no lo está.  Existen diversos estudios que apuntan como origen de múltiples problemas de salud al exceso de tiempo que pasamos sin movernos.  Si la jornada laboral dura siete horas ya son siete horas sentados, el descanso que nos tomamos consiste en estar otra media hora repantingado en una silla tomando un café y cuando llegamos a casa nos tiramos en el sofá a pasar la tarde viendo la televisión.
No hace tanto tiempo que como animales que somos corríamos de un lado para otro en busca de comida.  Nuestra adaptación a la vida moderna ha supuesto renunciar a toda aquella actividad física y según la OMS más de la mitad de los adultos en los países desarrollados realizan insuficiente ejercicio.  Que el problema se da mayormente en los países del primer mundo es un hecho si observamos los cuerpos de los africanos del top manta, no se habrán alimentado bien pero menudo físico que tienen, bien formados, altos, delgados y fuertes.  Los antropólogos apuntan a la gran cantidad de ejercicio que realizan desde niños para justificar su esplendida forma física.
Solemos oír hablar del tabaco como factor de riesgo mortal, pero no es el único, también la vida sedentaria puede producir la muerte.  Y es que nuestra vida consiste en levantarse, coger el coche, ir a la oficina, telefonear, asistir a reuniones, comer, hacer informes, etc.  Efectivamente nos parece mucho trajín, pero no equivale a ejercicio físico.  Si vives en España debes saber que la OMS señala a nuestro país junto a Grecia, Bulgaria y Portugal como los más sedentarios del mundo.  La consecuencia de esta falta de actividad física en cifras es:  más de 3 millones de muertes prematuras al año (al contrario de lo que pueda pensarse muchos de ellos no estaban gordos) y entre un 20% y un 30% de mayor riesgo de sufrir un ictus.  Otros datos cualitativos igualmente importantes:  las personas que no realizan actividad física son más propensas a sufrir depresiones, tienen una mayor tendencia a la hipertensión, a padecer enfermedades del corazón y diabetes tipo II; también hay ciertos tipos de cáncer que se relacionan con la falta de ejercicio como el cáncer de colon o el de mama.
Esto no significa que todos tengamos que prepararnos para correr la maratón, ni mucho menos, se trata de hacer ejercicio físico moderado.  Lo ideal son 150 minutos a la semana realizados de un modo regular, tampoco vale pegarse un atracón de gimnasio un día y estar el resto de la semana recuperándose.  Lo más difícil es empezar, porque una vez que te habitúas a hacer ejercicio el cuerpo te pide más y a la inversa, cuanto más tiempo pasas tirado en el sofá más pereza te da levantarte y ponerte en movimiento. Otro perjuicio de estar sentado es que te aumenta el apetito y el cuerpo pierde la capacidad de transformar la grasa mala o blanca (que no se moviliza para obtener energía y se acumula en el abdomen y cintura) en grasa buena o parda (que se puede quemar para obtener calorías y es la que abunda en los bebes y que va desapareciendo a medida que crecen).  Por si fuera poco, al que no realiza ejercicio físico durante el día le cuesta más coger el sueño por la noche. 
Es cierto que necesitamos momentos de descanso y eso no se contradice con la necesidad de tener una cierta actividad y no pasarse horas y horas tirado en el sofá mirando la televisión. La actividad no tiene por que ser sólo deportiva, también se puede dar un paseo, ir a la playa a darse un baño, buscar un paisaje bonito y hacer fotos, en definitiva tener alguna afición que nos estimule a levantarnos del sillón y movernos.  Si nos dejamos llevar por la pereza a largo plazo esta se convierte en la pescadilla que se muerde la cola:  la pereza produce más apetito e insomnio, si no dormimos bien por la noche por el día tenemos más pereza y así indefinidamente.  Salir de este circulo vicioso es difícil y el resultado es un empeoramiento de la caliidad de vida y de la salud.

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