LA ESPAÑA INEFICIENTE

                                       

Los que trabajamos en el sector Público en España conocemos de primera mano la ineficiencia con la que bregamos.  Estos días ha salido a la venta un libro de Carlos Sebastián, “España estancada” (Galaxia Gutenberg), en el que nos da las claves de esta falta de eficiencia.  No me sorprende en absoluto lo que plantea este economista, lo que sí me llama la atención es que lo diga tan abiertamente.  Existen actuaciones que observamos en el día a día en la Administración que no acaban de atajarse y  que parecen pasar desapercibidas en sectores de poder que son los que deben establecer las pautas para acabar con las prácticas corruptas.  Lo verdaderamente preocupante es que se conozca y no se haga nada al respecto.Este autor apunta a varios motivos responsables del atraso en que nos encontramos inmersos.  En España vivimos en una sociedad alejada del reconocimiento al mérito en todos los órdenes, público y privado.  En el sector privado los encargados de crear o llevar una empresa van a verse siempre beneficiados por su cercanía al poder político.  Esto resulta evidente y parece no dársele mucha importancia.  Una de las consecuencias más terribles de este favoritismo es que al final los que emprenden no son los mas capaces, si no los más enchufados.  Esta situación no es nueva, es ahora cuando empezamos a oír hablar de ello abiertamente.  Creemos que son las generaciones actuales las que se ven perjudicadas por este proceder, sin embargo estos vicios comenzaron en los años ochenta, son ya muchos años de abandono de la competencia y la meritocracia.  Somos más de una las generaciones que nos hemos visto afectadas por el ascenso de los menos capaces pero mejor relacionados.  Un acicate de la situación fue la creación de las Comunidades Autónomas.  Ese gran invento de la descentralización que llevó a que en un entorno reducido como es una Autonomía el amaño de contratos, oposiciones, subvenciones, etc. resultó mucho más fácil.  Además, a estas Autonomías se les concedió el poder de legislar, de modo que se adaptaron las normas a los intereses personales de unos pocos, los responsables del poder político.  Esta forma de proceder y no la crisis es lo que ha hecho que la economía se estanque.  Como prueba de ello estamos viendo que otros países europeos están despegando de la crisis y España no.
En los Servicios Públicos se ha colocado en puestos clave a individuos cuyo único mérito es pertenecer a un partido político.  Desde los años ochenta este proceder ha hecho de los servicios que nos brinda el Estado nidos gestionados por incompetentes.  Cuando los que nos dirigen no desarrollan adecuadamente su labor, la del resto se convierte en mala organización, desmotivación y, en definitiva, ineficiencia.  Para colmo los legisladores, políticos ellos, ya se han ocupado de proteger a los malos gestores, la responsabilidad no existe y eso hace que los subordinados, aunque no estén en el ajo, tampoco se sientan responsables de la deriva de los asuntos públicos.  Esta es una de las consecuencias de que la política y la gestión pública  en España sean una e indivisibles, cuestión que en otros países europeos hace ya tiempo que se ha solucionado con una separación drástica de ambas.
Todo lo visto ha llevado a la corrupción de la que somos víctimas los ciudadanos y los encargados de acabar con ella son los políticos.  Pero ¿cómo van a acabar los políticos con su forma de vida?¿cómo van a echar ahora de sus puestos a familiares y amigos a los que previamente han colocado?¿cómo van a renunciar a suculentos sueldos que ellos mismos se han puesto? Y lo que es más importante ¿dónde van a colocar a sus hijos? 
Y eso no es todo, la política también se ha cargado a los órganos de control.  Cómo se nos queda el cuerpo cuando oímos que el fiscal del caso Noos solicita que se absuelva a la infanta Cristina.  A lo mejor es por haber visto muchas películas americanas pero yo siempre creí que el fiscal acusaba, no defendía.  La justicia ya no es igual para todos por lo que parece.  Si los sindicatos eran antaño los encargados de controlar que el patrono no abusara del empleado, hoy en día son aliados de los poderosos para poder así obtener algún beneficio personal sacrificando así a sus representados.  Todo es manipulable, la justicia, los derechos, los servicios a la comunidad... Y todo por y para el bienestar de los colocados por los políticos, que se encuentran en todos los ámbitos sin haber demostrado ni valía ni ética para ocupar dichos puestos.  Parece exagerado meter a todos los políticos en el mismo saco pero es inevitable.  Seguro que son sólo algunos los corruptos, pero cuando hay tramas corruptas como la de los ERE de Andalucía en la que los imputados son cerca de 300 no hay absolución posible.  Unos se llevaron el dinero, colocaron a sus familiares y amigos, pero otros muchos observaron sin denunciar.  Cada vez que sale a la luz un nuevo caso de corrupción siempre me digo a mi misma: “es imposible que nadie lo supiera”.  Para cualquiera que trabaje en el sector público resulta evidente que el dinero y los papeles pasan por multitud de manos y que engañar a todos todo el tiempo no es posible.  Muchos vemos cosas que no se deberían hacer y callamos.  Cuando un Director utiliza el coche oficial para sus asuntos particulares nos está robando y mientras no lo sintamos así, mal vamos.
Al frente de todo este despropósito nuestros gobernantes venga sacar leyes.  El colmo de este resolver cualquier problema a base de dictar leyes lo vimos hace años cuando Rajoy salió en los medios de comunicación diciendo que ante el asesinato de una niña por su vecino se iba a dictar una nueva ley.  En este país todos los gobiernos que hemos tenido se han creído que los problemas se solucionan con una nueva ley.  La segunda parte es que nunca ha habido ni medios materiales ni personales para cumplir lo estipulado en dichas leyes.  Estas se quedan en papel mojado.  Apunta Carlos Sebastián la necesidad de nombrar una Comisión de Codificación que ponga orden en la maraña de leyes que tenemos Menos leyes pero que se cumplan.
La solución a esta situación de ineficiencia generalizada resulta inviable mientras sean los propios políticos los encargados de llevarla a cabo.  Entran políticos nuevos y se meten en la misma dinámica de ocupar puestos de poder con familiares y amigos.  Mientras no existan gestores de los servicios y el dinero público independientes seguiremos abocados a la ineficiencia.  Dejemos a los políticos en el Congreso de los Diputados y en el Gobierno e intentemos que la maquinaria del Estado funcione con personas capaces independientemente de su filiacion política.

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