ARTE MODERNO

  • Print


        
    

Obra de Arte Moderno expuesta en un museo.

Aprovechando el periodo vacacional el que pase por Madrid puede acercarse a ver la exposición de El Bosco en el Museo del Prado.  Se dice de El Bosco que fue el primer dibujante de comic.  La exposición con cuadros procedentes de diversos museos del mundo permite ver obras que de otro modo requerirían un largo viaje.  No hace falta ser un entendido en arte para visitar un museo y disfrutar de las obras de arte, claro que hoy en día se ven obras de arte que a algunos nos resultan una pequeña tomadura de pelo.  La primera vez que visité ARCO me recorrí todos los stands viendo como se vendían como si de obras de arte se tratasen desde un bote de pintura derramado en el suelo hasta un bater.  Esa primera vez procuré tener una mente abierta aceptando como artístico todo aquello que me rodeaba.  En sucesivas ocasiones me volví mucho más escéptica, si lo podía hacer mi hija de cuatro años no era arte.
Esta semana Vargas Llosa analiza en El País como nos estafan con el arte moderno.  Cuenta una anécdota sobre un museo en el que un palo de escoba pintado de colores se muestra como una obra de arte.  Con mucho acierto habla de la extraordinaria conspiración de la que nadie habla, llevada a cabo por galerías, museos, críticos ilustrísimos, revistas especializadas, coleccionistas, profesores, mecenas y negociantes caraduras que se han puesto de acuerdo para engañar a medio mundo y de paso permitir que algunos pocos se llenen los bolsillos gracias a semejante impostura.  Lo cierto es que ha habido otros que se han atrevido a hablar del tema, como Albert Boadella que ya en 2004 denunciaba la gran estafa que supone la mayor parte del arte moderno. Dirigió a su grupo, Els Joglars, en la obra “El Retablo de las Maravillas”, este retablo se suponía en la época de Cervantes que sólo lo podían ver los no judíos e hijos de matrimonio legítimo.  Traducido a día de hoy se supone que hay ciertas obras de arte que no nos atreveríamos a decir que no entendemos por miedo a que nos tachen de retrógrados o de no tener la suficiente inteligencia para comprender una obra de arte plenamente vigente.  Según Boadella este sería el motivo de que el público tragemos con auténticas mamarrachadas, lo que resulta muy rentable económicamente pero una auténtica estafa desde el punto de vista artístico.
Y ya que Boadella recuperó una obra de Cervantes para tratar un tema de actualidad aprovecho para hablar de Roger Schank, experto en inteligencia artificial que ahora se dedica a elaborar proyectos pedagógicos.  Este ex profesor de Yale aboga por dejar de estudiar a Shakespeare y a Cervantes ya que dice que no ayuda a nada a lo largo de la vida.  En esto me parece que se equivoca, porque por desgracia las miserias humanas siguen siendo las mismas y estos genios supieron como nadie mostrarnos el comportamiento humano con todas sus consecuencias.  Claro que podemos aprender de estos escritores, lo que quizás esté mal enfocado es la manera en que los profesores abordan dicha enseñanza.  Lo que se exige a los alumnos es que se aprendan la métrica, memoricen el argumento, conozcan las fechas... Eso es lo de menos, lo importante es adaptar lo que uno aprende con los clásicos a los tiempos actuales.  Coincido con este psicólogo en que los programas de enseñanza están pensados para otra época.  Nos cuenta como las programaciones para los institutos en EEUU se elaboraron en 1892 por los profesores universitarios para facilitarles a ellos el trabajo.  Esto nos da a entender que dichas programaciones están cargadas de teoría para que aquellos que vayan a ser expertos en un campo ya lleguen medio preparados a la Universidad.  Me da miedo pensar que si esto fue así en EEUU, país en el que apenas se estudia en los institutos una cuarta parte de lo que se estudia en España, a saber en nuestro país qué motivos hay tras los absurdos currículos impuestos a nuestros jóvenes.  Lo que sí dice este hombre que es una gran verdad aquí y en América, es que la escuela te tiene que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz.  Y de paso da un consejo interesante a los chavales de 18 años:  Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas.  Ahora entiendo porqué la hija de Obama se va a tomar un año sabático antes de empezar la Universidad.