SÍNDROME DE ASPERGER

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Cada vez estoy más convencida de tener un ligero Asperger.  El otro día vi una película que me gustó mucho: “Pastel con pera de lavanda”, en la que el protagonista tiene Asperger.  Me enamoré perdidamente de él.  Lo que más me atraía era la lógica que domina su vida, me parecía un ser dulce y maravilloso.  La lógica es algo que parece no abundar en nuestra sociedad.  Hay personas a las que la ausencia de lógica en el proceder del resto de seres humanos parece no afectarles, sin embargo a mi me produce un calor interior y una efervescencia que empieza a subir desde el estomago a la cabeza y que al llegar allí estalla en forma de un ataque de ira incontenible.
En los casos más leves la reacción es similar a la de ese otro ser maravilloso con Asperger que es Sheldon Cooper, el protagonista de la serie americana “El Big-Bang”.  Sheldon aparece en la serie como una persona individualista (me identifico plenamente con él), al que los avatares de la vida le han llevado a rodearse de una pandilla de amigos con los que intenta desesperadamente mantener una relación dominada por la lógica.  Como decía al comienzo, la lógica esta ausente de la mayoría de nuestros comportamientos y gracias a este principio la serie americana en cuestión lleva en antena 10 años con multitud de situaciones hilarantes.
Pero voy a concretar porque creo que sufro un ligero Asperger.  Si cojo un autobús que se supone que tiene que salir a las 8 en punto y ya son las 8 y cuarto y veo a mi alrededor como el conductor va y viene a hablar con el jefe de estación, una señora sube y vuelve a bajar para colocar su maleta en el maletero, una familia entera se despide una y otra vez de su hija, esperando a que el conductor se siente al volante, etc.  Pues bien, ante esta situación la mayoría de las personas que están sentadas dentro del vehículo parecen permanecer indiferentes y yo sin embargo, comienzo a sentir una ira tal que me gustaría levantarme, gritar y preguntar a los que no acaban de sentarse:  ¿QUÉ DEMONIOS PASA CON VOSOTROS?, ¡¡¡¡SE SUPONE QUE ESTE AUTOBUS DEBÍA SALIR A LAS OCHOOOOOOO!!!!  A mi la lógica me indica que si el autobús está programado para salir a las 8, debe salir a las 8 y no a las 8 y media.  Puedo decir sin miedo a equivocarme que jamás he perdido un autobús y he cogido miles a lo largo de mi vida.  Claro que no todo el mundo entiende lo que significa ser lógico.  Muy probablemente muchos pensaréis que yo soy una persona puntual, y que debido a eso no pierdo los autobuses.  Pues nada más lejos de la realidad, siempre llego tarde al trabajo.  Efectivamente, como algunos habréis adivinado se trata de pura lógica, en mi trabajo nadie está esperando por mi, luego la lógica dicta que puedo llegar diez minutos tarde, e incluso más.  Algunos apuntarán: “¡menuda cara, si su hora de entrada es las 8!”.  Pues de eso nada, el que estipuló que la hora de entrada debería ser las 8 no se rigió por lógica alguna, es una hora cogida al azar, como es cogida al azar las 15 horas para salir del trabajo.  Cualquiera que hubiese utilizado la lógica para establecer el horario de trabajo habría pensado que lo lógico es levantarse cuando el sol sale y despertarnos con la luz del día y no en plena noche.  Lógico habría sido también pensar que el estomago está más receptivo para recibir la comida principal entre las 13 y las 15 horas y no a las 16 horas de la tarde, como han demostrado numerosos estudios.  Con todo ello concluyo mi argumentación afirmando que no encuentro ninguna lógica a entrar a las 8 en punto, seguramente con eso ya os he convencido a todos de que sufro de un ligero Asperger.