DE CENA CON UN FAMOSO

Veranear en el sur de España significa disfrutar del sol, del agua del mar, de estupendas piscinas y de una cerveza en una terraza.  Veranear en el norte de España es otra historia.  En el norte nunca hace calor, ni en verano.  Cuando los norteños se quejan de calor está fresquito.  Por eso, si se veranea allí, uno tiene que hacerse a la idea de que lo ideal es hacer excursiones, mojar los pies en la orilla del mar y, eso sí, comer de maravilla por un módico precio.  Como yo soy del norte me gusta ir de vacaciones al sur, porque lo que se hace allí arriba lo puedo hacer durante todo el año, en cambio, cuando llega julio y solo he visto el sol en contadas ocasiones mi cuerpo está ansioso por absorber radiaciones.  Sin embargo, este año, para variar, nos fuimos a Galicia los últimos días de veraneo y allí, entre otras cosas, se va a comer bien.  En Coruña se come bien prácticamente allá donde vas, pero cuando se va a menudo como nosotros, se tiene unos lugares favoritos.
Entre nuestros sitios de referencia hay un bar de tapeo en la calle Galera en el que por 1 € tienes unas cuantas tapas a elegir, todas ellas ricas y contundentes.  Y ahí estábamos tomándonos empanadillas, albóndigas, croquetones, tortilla... cuando mi hija me dice: “Mamá, está detrás de ti Belen Rueda”.  Efectivamente ahí estaba la mismísima Belén Rueda, en un bar lleno de gente a rebosar, tomándose unas cervezas con su hija de 19 años y una amiga.  Un señor mayor que nos oyó se lanzó a pedirle una foto que ella se hizo con una sonrisa.  A continuación fue un grupo de jóvenes los que se quisieron hacer un selfíe con ella.  Al momento una señora y su marido le preguntaron si se hacía una foto con ellos.  En esto un camarero le preguntó si no le importaría ir a la cocina a hacerse una foto con los cocineros.  A todo esto la actriz respondía con una sonrisa y se hacía múltiples fotos.  Cuando salió de la cocina cogió a su hija y la amiga por el brazo y dijo: “Nos vamos”.  A mi alrededor todos los que tenían en su poder una fotografía con la acrtiz siguieron tranquilamente tomándose su cervezita y sus tapas como si nada.  Me pregunto cuántos de los que importunaron a la actriz serían auténticos admiradores suyos y para qué querrán esa foto los que no lo son.  Y lo que es más importante, a cuántos de los que estaban allí les gustaría que, mientras charlan de algo que les interesa con su familia o sus amigos, llegase un extraño y ¡zas!, les hiciese no una, sino multiples fotos. 
No me preguntéis por qué, pero tener cerca a un famoso nos excita a todos.  Aunque sólo lo hayas visto de refilón en la TV un par de veces ya te emocionas.  Hasta ahí puedo sentirme identificada con el resto de mis congéneres, pero no me pidais que justifique con ello el comportamiento egoísta de la mayor parte de la gente.  A ninguno de ellos se les pasa por la cabeza que ese famoso ha salido a tomarse unas copas con sus seres queridos y no con el resto de personas que le rodean.  Comprendí perfectamente cuando algún actor se queja de la falta de intimidad.  No creo que vaya implícito en ningún trabajo el no poder charlar tranquilamente con tu familia, el no poder tomarte unas cervezas o no poder salir a la calle sin que extraños te aborden.  No voy a decir que no se dé uno la vuelta en la calle cuando vea a un famoso, a todos nos despierta curiosidad el observar cómo son al natural y eso es comprensible.  El sentirse observado debe resultar incomodo pero eso va asociado al hecho de tener una imagen pública y no pueden hacer nada al respecto, o pueden hacer como la reina Leticia de España, calarse una gorra y enrollarse la cara en un fular, pero eso resulta ridículo en grado sumo.  Incluso puedo entender que se salude a un famoso por su nombre de pila, de tanto verlos te da la impresión de que los conoces.  Lo que nunca pensé es que el egoísmo de la gente llegase al punto de ver a alguien hablando con su hija y una amiga e interrumpir la conversación, vez tras vez, sin consideración alguna.  Mientras salían corriendo del bar oí como la hija de la actriz le decía: “Mamá, si no me he tomado la cerveza”.

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