GIANLUCA Y LOS PUJOL

Gianluca Vacchi está libre, quiero decir que lo ha dejado con su novia.  Ya sabéis que siento debilidad por este millonario bailón y disfrutón.  No le ocurre lo mismo a Rosa Montero, que en su artículo semanal en el El País manifiesta su preocupación por el hecho de que este individuo pueda resultar un ejemplo para los jóvenes de hoy en día. 
No puedo más que mostrar mi desacuerdo con esta preocupación.  El que una persona que ha ganado mucho dinero se dedique a gastarlo en divertirse sin causar daño a nadie me parece un ejemplo a seguir.  Lo que sí me preocuparía, y mucho, es que la gente joven quisiese seguir el ejemplo de digamos por ejemplo los Pujol.  Esta familia cuyas correrías nos resultan tan conocidas como las de Gianluca se dedicó a acumular dinero ¿con qué fin? (En los medios utilizados no voy a entrar porque están pendientes de la resolución judicial).

  No hace mucho salieron publicadas unas fotos en las que se veía cómo los Pujol comían alrededor de una mesa cubierta con un mantel de hule.  Los periodistas que habían acudido en alguna ocasión a su casa comentaban que la decoración del hogar familiar era la de una familia con pocos recursos de los años 70.  Como desayunamos todos los días con las sumas de dinero que la señora Pujol manejaba en su presupuesto podemos afirmar que esta familia es un ejemplo de tacañería y de delirio por ver crecer la cuenta en el banco sin más objetivo que el de acumular dinero.

La matriarca de los Pujol educó a sus hijos en el afán por poseer más y más dinero y me parece recordar que uno de ellos también se dedicaba a acumular coches de lujo.  El inculcar el afán de posesión en la juventud es el auténtico problema de nuestra sociedad y no el disfrute.  La vida es corta, cuando se es joven no se tiene conciencia de ello y por eso debemos de educar a nuestros hijos en la necesidad de disfrutar cada segundo.  El disfrute personal solo puede llegar a través de los sentidos y es importante educar desde la infancia en el desarrollo de las percepciones que nos conducen a la felicidad.  La música, la comida, los viajes, la playa, la montaña, el mar, los árboles, los pájaros...  todo lo que nos rodea puede resultar una fuente de disfrute sin necesidad de tener la cuenta del banco en Suiza repleta de dinero.
Rosa Montero habla desde la perspectiva de una privilegiada cuya profesión, la escritura, puede ser considerada también una afición.  Sin embargo, la mayoría de trabajos de la inmensidad de los mortales son monótonos y pesados.  El dedicar la mayor parte de tu tiempo a trabajar con el fin de acumular dinero o acumular propiedades no puede ser considerado como ejemplo a seguir por los jóvenes.  Eduquemos a nuestros hijos en la necesidad de acumular experiencias.  Creo que esa es la enseñanza con la que debemos quedarnos al ver a Gianluca bailando sobre la cubierta de su yate.  El dinero es útil en la medida que puedes disfrutar de él y, por extraño que parezca, no hace falta ser millonario para disfrutar de la vida.

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