PRESTAR ATENCIÓN
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- Category: PSICOLOGÍA
- Written by Flor Fernández del Viso
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A raíz de una entrevista con Borja Casiani (1952), director de la sala de arte Moriarty, en la que habla de los amigos que se llevó la droga en su juventud y hace referencia al libro "Testimonio materno", me he hecho con el libro y lo estoy leyendo. El testimonio nos lo da Elena Soriano, la que sería suegra de Boyer y editora de la revista "El Urogallo". Me interesa en especial su relato porque el hijo creció en un ambiente de intelectualidad y bonanza económica del que no podía esperarse el fatal desenlace. Lo que según el testimonio de esta madre ella vivió en los años 70 era el principio de un fenómeno generalizado del que hoy conocemos las consecuencias, pero que entonces les cogió sin apenas información. En los últimos tiempos los niños bien, con todos los caprichos y lujos a su alcance siguen sintiendo la necesidad de drogarse, llegando incluso a trapichear para poder obtener el dinero necesario.
Me pica la curiosidad el hecho de que ya desde el principio la novelista manifieste su sentimiento de culpabilidad ante lo que aconteció a su hijo, ¿qué pueden hacer unos padres para que sus hijos se droguen? o ¿qué fue lo que dejaron de hacer? La vida de este muchacho nacido en 1952 se desarrolló en una sociedad aparentemente muy diferente a la actual, pero en realidad, por lo que expone su madre, los problemas de la juventud eran entonces similares a los actuales: identidad sexual, fracaso escolar, malas amistades, dificultades para sociabilizar, amores frustrados... Las cosas no han cambiado demasiado en España en los últimos años, y nuestros jóvenes se refugian en las drogas ante problemas que los superan y a los que no saben cómo enfrentarse.
Los hijos entran y salen de casa. A nuestro lado están aparentemente de buen humor, pero es necesario prestar atención, porque ahí fuera les están pasando cosas, cosas de las que no siempre nos hablan y que les afectan profundamente. Prestar atención requiere un espacio mental del que no dispondremos si nuestra mente está ocupada en otros temas (trabajo, vida social, frustraciones personales...). Parece fácil tener hijos. Cualquiera puede procrear, no se requiere ninguna facultad especial, ninguna capacidad, ningún conocimiento, ya ni siquiera se requiere una edad fértil, porque gracias a la medicina, se engaña al organismo y se procrea a los 65 años igual que a los 20. Sin embargo, no creo que muchas personas se hagan a la idea de la dedicación que requieren los hijos durante su crianza. En el libro, la autora se sabe satisfecha de haber estado pendiente personalmente de todo lo referente al cuidado de sus hijos: alimentación, estudios, aficiones o salud, y, aún así, reconoce que descuidó el factor psicológico. No creo que haya que ser psicólogo para comprender a los hijos, hay que prestar atención, a todas horas, buscar esa confidencia que nos de una pista de que algo no va bien. Cada hijo nace con una personalidad y los hay más comunicativos y más reservados, son estos últimos los que sufren en silencio y de los que hay que estar más pendientes. La frustración no siempre se puede evitar, pero sí se puede enseñar a canalizar el sufrimiento. Existen experiencias que si tienen lugar a los veinte años no causan el mismo daño que si se tienen a los once. Los niños/as deben ir poco a poco adentrándose en el mundo de los adultos. Mimamos a los hijos como nunca y, en cambio, descuidamos que el transito a la edad adulta se haga paulatinamente. Creo que es a lo que se refería un conocido juez de menores, quizás de una forma desafortunada, cuando no hace mucho se refería a la vestimenta de algunas niñas. Vemos normal que una conocida actriz española aparezca en una revista con su hija de ocho años maquillada y vestida como una adolescente, ¿no es acaso eso una explotación? Los niños deberían serlo hasta que su cuerpo les dicte que ha llegado el momento de la pubertad. Nuestra sociedad nos hace vivir demasiado rápido, quemar etapas a toda prisa y, eso, no está beneficiando a nuestra juventud que sufre frustraciones de adultos ya a muy tierna edad.