RECUERDA

                             

Hay una frase hecha que dice “Para atrás ni para coger impulso” y ya sabemos los líos en los que se metían Ingrid Bergman y Gregory Peck en la película de Hitchcock cuando intentaban recuperar la memoria de la primera. El reproducir los acontecimientos del pasado tal como ocurrieron en realidad no es tarea fácil. La neurocientífica Mara Dierssen, buena conocedora del funcionamiento de la mente humana, da la explicación científica a ese consejo que nos recuerda que intentar reproducir el pasado no es tarea fácil.
La memoria funciona de un modo selectivo, permitiéndonos olvidar lo desagradable o lo que no nos interesa. Este aspecto resulta muy conveniente, porque amargarse pensando en los malos momentos puede llevarnos a desarrollar una obsesión en relación a acontecimientos pasados que no nos conduciría a nada bueno. Además la memoria es creativa, y ahí sí que podemos empezar a liarnos pensando que sucedieron episodios que en realidad fueron muy diferentes de cómo los recordamos. Cuando pensamos en algún acontecimiento del pasado, no lo tenemos guardado en la mente tal como lo vivimos entonces, lo vamos creando, poco a poco, vamos interpretando lo que sucedió utilizando para ello los conocimientos y experiencias adquiridos con posterioridad. No es que volvamos al momento que queremos recordar viéndolo como si estuviese ocurriendo ahora, tomando las decisiones como las tomaríamos entonces. Si bien es verdad que siempre tenemos la sensación de que lo que recordamos es fiel a la realidad. Parte de la información se habría perdido, y vamos cubriendo las lagunas con recuerdos creados en la actualidad. Por poner un ejemplo, para los que nacimos en los años 50-60 resultaba muy común que nuestras madres se hubiesen visto obligadas a dejar su trabajo al casarse porque así estaba establecido entonces (La Ley de reglamentaciones de 1942 implantó la obligatoriedad de abandono del trabajo por parte de la mujer cuando contraía matrimonio). Con los años muchas se lamentaron de su renuncia al ver como las que habían permanecido solteras ganaban un buen sueldo en su puesto de secretaria en una empresa pública. Este lamento no solo era inútil, si no también inexacto. Parecía al oírlas que hubiesen podido escoger, cuando en realidad era en el momento de lamentarse que las leyes habían cambiado y no existía tal mandato. Con sus nietos en la guardería resultaba fácil pensar que ellas hubiesen hecho lo mismo, pero la existencia de guarderías en España es un fenómeno bastante reciente. Por otro lado era en el momento de la queja cuando los sueldos habían subido de un modo espectacular, en los años de la dictadura el sueldo de una mujer trabajadora era ínfimo. Es lo que tiene pensar en momentos del pasado con nuestra mentalidad actual. Nos vemos en la actualidad tomando decisiones que nos parecen erróneas sin tener en cuenta que en el pasado probablemente no tuvimos más opciones o las circunstancias no permitían otra salida. Dejémonos pues de lamentarnos por lo que pudo ser, lo que fue, fue y lo que queda es el presente. En el caso de nuestras madres, que trabajaron muy duro en casa, les queda el disfrute de la familia sin tener que andar a carreras con mil cosas en la cabeza.  

 

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