APRENDER A DENUNCIAR

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La primera vez que oí hablar sobre la Universidad contra la corrupción que Patrick Awuah fundó en Ghana, y que acaba de recibir un premio en Qatar, me pareció una idea brillante. Por fin alguien pensaba en tomar cartas en el asunto en un tema tan extendido como es el de la corrupción. En esta Universidad se enseñan principios de ética, se debate sobre cómo debe ser un buen líder y se estudian las claves para llegar a tener Gobiernos incorruptibles. Es indudable que el problema de la corrupción se tiene que atajar desde la educación. Claro que en nuestro país una única Universidad resultaría escasa, por algo es español el dicho “No hay pan para tanto chorizo”. Podría ser que alguna familia concienciada con el problema enviara a sus retoños a esta Universidad y, con un poco de suerte, algún alumno ocupara un puesto de responsabilidad y, en definitiva, en algo mejorara la situación preocupante en la que estamos. Podríamos ir un poco más allá, y en vez de una única Universidad conseguir que se impartiese una asignatura para atajar la corrupción en todas las Universidades españolas. Aún mejor, por qué no empezar en el colegio hablando a todo el alumnado sobre la necesidad, no sólo de cumplir honradamente con la gestión de los bienes ajenos que nos encomienden, sino también de vigilar dicho cumplimiento.
La corrupción no es un problema exclusivo de nuestro país, incluso los países nórdicos denuncian casos de corrupción. Ahí está el quiz de la cuestión, en otros países se denuncia, aquí convivimos rodeados de casos de corrupción con una indiferencia preocupante. Cuando estos casos salen a la luz es porque alguien se ha atrevido a destapar tal o cual asunto ante la opinión pública, ante esto ya no queda más remedio que actuar. Lo que nos debería llamar la atención es que muchas personas rodean y trabajan codo con codo con los corruptos, ven sus argucias y miran para otro lado. Esto es tan evidente que muchas veces los hurtos no se esconden, se hacen ante nuestros ojos impunemente. Es a denunciar a lo que hay que aprender, a sentir nuestro lo público, a no tener miedo de señalar al chorizo, al que amaña… Resulta triste el comprobar cómo en muchos casos esos mismos que podrían denunciar no lo hacen, porque creen que si esperan, algún día se verán favorecidos por el corrupto. Esa es la mentalidad que hay que cambiar en las futuras generaciones, para que todos tengan igualdad de oportunidades y no tengan que esperar a ser bendecidos con el favor de un corrupto para conseguir un trabajo, una oposición, un ascenso, una licencia de construcción, una sentencia favorable, una pensión de invalidez y tantas y tantas cosas que, por desgracia, hoy en España están en las manos equivocadas.