ACCIDENTE DE COCHE CON 97 AÑOS



El marido de la reina de Inglaterra chocó contra otro coche. Esta noticia no llamaría la atención, cualquiera puede tener un accidente, si no fuese porque este señor tiene 97 años.
A diario cojo mi coche para ir al trabajo, treinta kilómetros de autopista, y a diario me pillo un cabreo cuando me topo con el típico coche que va a ochenta por hora. Ya sé que el reglamento permite ir a esa velocidad por la autopista a los vehículos lentos, como es un camión, o a los conductores que acaban de sacar el carnet. Lo curioso es que raramente un camión va a esa velocidad y tampoco veo a conductores nóveles en plan tortuga, son por lo general la tercera edad. No falla, en cuanto consigues pasarte al carril de la izquierda y echas un vistazo a tu derecha ves a un ancianito agarrado al volante, con el cuerpo inclinado hacia adelante, en posición de "no veo nada" y "no tengo fuerza en el pie ni para pisar el acelerador". En lo referente al vehículo hay dos modalidades, el que saca el cacharro del año que reinó Carolo y el que tiene un cochazo último modelo, eso da igual, la forma de conducir no varía en ninguno de los casos. Los hay que casi no cogen el coche, pero cuando van al hospital tiene que ser conduciendo. La situación de ir al médico pone de los nervios a cualquiera, así que ellos, ni cortos ni perezosos, aprovechan ese evento para darse una vuelta en coche. A menudo debo cruzar un paso de peatones que está a la entrada de un hospital y puedo estar allí horas viéndolos pasar, con la mirada clavada al frente, ignorando mi presencia; supongo que es por carencia de vista periférica. Los ancianos conducen como viven, a su ritmo. En cierta ocasión, en una curva muy cerrada, me topé con un coche parado, frené de milagro y allí en el arcén estaba un viejecito que se había detenido a hablar con un amigo, ganas me dieron de bajar y cometer un acto violento. Van a la velocidad que quieren, paran donde les da la gana, no ven a los que esperan para cruzar... Si hay una edad legal para empezar a conducir tiene que haber una edad para dejar de hacerlo. Supongo que al estado le viene muy bien todos los impuestos que recaudan a su costa: venta de coches, permiso de circulación, permiso de conducir, etc., pero con ochenta años o más no se está para conducir, por muy bien que estés física y mentalmente.
En la actualidad el disuadir a la tercera edad para que deje el coche está en manos de la familia. A mi alrededor he vivido en muchas ocasiones la dificultad que supone convencer a un progenitor que ya es hora de renunciar a conducir, como a aquella compañera de trabajo que contaba cómo a su madre de ochenta años le dolía el brazo derecho y metía las marchas con el izquierdo (no me explico cómo lo lograba). No hay persona a la que le guste conducir más que a mí, mas reconozco que a todos nos llega el momento en que debemos dejar de hacerlo. Sé que es doloroso renunciar a la libertad que te da ir en tu propio coche, pero con los años no queda otro remedio. Ese momento debe establecerse por Ley.
Prueba de la cabezonería que caracteriza a nuestros mayores es el famoso duque inglés del que hablaba al principio, que ni corto ni perezoso salió del coche accidentado para a la media hora aparecer conduciendo otro vehículo y sin cinturón de seguridad.

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