TRABAJO Y CREATIVIDAD



El mundo está lleno de gente creativa. Ya sea convirtiendo un tonel en maceta o botones usados en un broche, a cada momento descubrimos que nos rodean personas con imaginación a raudales. La cuestión es que no hay trabajos creativos para todos, más bien existen muy pocos trabajos creativos. Si excluimos a los investigadores, artistas y empresarios, el resto de los mortales pasan sus horas laborales sumidos en la rutina. Aunque individualmente pensamos que sólo nosotros estamos hartos de tareas repetitivas, prácticamente en todas las profesiones se llega con el tiempo a realizar una y otra vez lo mismo. La rutina, al contrario de lo que se piensa, no viene dada porque el trabajador se acomode, viene impuesta por la jerarquía, y su imposición no es pacífica sino violenta, hay una amenaza latente de que las cosas tienen que ser como está estipulado y no hay lugar para la improvisación. Podemos pensar que un profesor universitario tiene un trabajo creativo, y así es en Inglaterra, donde el profesor da una clase magistral un día a la semana y los alumnos se dedican a sacar sus conclusiones el resto de los días, sin embargo, la Universidad en España tiene programas de materia tan encorsetados como el resto de enseñanzas y de ahí que los profesores universitarios en cuanto pueden se quiten de encima las clases, que asignan a los ayudantes que realizan el doctorado,  para ellos dedicarse a sus tareas de investigación. Un médico en la Sanidad Pública no tiene apenas margen para iniciativas personales, los protocolos estipulan los cauces por los que deben pasar los distintos enfermos y el médico es un intermediario entre las autoridades sanitarias y el paciente. Estas imposiciones están ampliamente reglamentadas bajo amenaza de que aquel que las incumpla se puede meter en un lío, así que lo debes de hacer si no quieres tener problemas. Si además tenemos en cuenta que tanto profesores como médicos cada vez están más inundados de formularios que deben rellenar, es lógico pensar que aquella actividad laboral que en un principio se les presentaba como una forma de volcar sus nuevas ideas acabe siendo una labor rutinaria más.
Si hablamos de los trabajos de oficina esos ya de por sí se llevan la palma en la falta de imaginación necesaria para desarrollarlos. Un contable o una secretaria no pueden sentirse engañados sobre las tareas a realizar, desde un primer momento conocen lo mecánico de su trabajo, la imposición es en este caso brutal, un médico se puede equivocar al rellenar un formulario, en muchas ocasiones se lo endosará al auxiliar, pero el oficinista tiene su razón de ser en que los papeles siempre estén en el orden impuesto por la jerarquía, incluso a sabiendas de que la mayoría de las veces lo que hace no sirve para nada.
Así pues, todos esos millones de personas con imaginación, algunos de los cuales creían que su trabajo les iba a permitir desarrollar sus capacidades creativas y otros que supieron desde el primer momento que no existía tal posibilidad, se ven obligados a buscar aficiones que les permitan volcar todas esas buenas ideas que revolotean por sus cabezas. Por eso existen tantas personas que a pesar de pasar gran parte de su jornada entre normas y obligaciones, son relativamente felices, porque han sabido encontrar esa actividad en la que manifiestan su creatividad. Bien sea a través de la pintura, escritura, costura, jardinería, manualidades, teatro, fotografía, cocina...estos aficionados reconocen el don que llevan dentro y que está pulsando por salir. La otra opción es amargarse y pensar que las cosas deberían de ser diferentes. Por supuesto que deberían de ser de otro modo, que no deberían imponernos la forma en la que debemos realizar nuestro trabajo, que debería haber un lugar para la imaginación, para permitir que cada uno de nosotros encontrase la mejor manera de hacer las cosas sin necesidad de estipular cada uno de los pasos que damos, pero dado que no es así, busquemos fuera del trabajo la forma de plasmar nuestras mejores ideas que, por desgracia, no han sabido aprovechar en el sistema productivo.

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