A QUIÉN HAY QUE VOTAR

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Estamos en tiempo de elecciones y por eso me parece que es el momento de recordar la “Teoría de la Estupidez” que postuló el historiador italiano Carlo María Cipolla en 1988. No se crean que se trata de una ocurrencia de este genial historiador reconocido por Universidades tan prestigiosas como Berkeley, la Universidad de Paris o el London School of Economics, es un estudio riguroso realizado por este genio especializado en la Historia de la Economía.

La teoría se articula en cinco leyes:
1ª Ley: "Cada uno de nosotros subestimamos el numero de individuos estúpidos que circulan por el mundo".
2ª Ley: "La probabilidad de que una determinada persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la persona".
3ª Ley: "Los seres humanos se dividen en incautos, inteligentes, malvados y estúpidos".
4ª Ley: "Las personas subestiman siempre el potencial nocivo de los estúpidos".
5ª Ley: "La persona estúpida es la persona más peligrosa que existe".

Estos días tenemos la oportunidad de escuchar a los políticos de los distintos partidos que aspiran a gobernar nuestro país en los próximos cuatro años y en ocasiones nos preguntamos si estos individuos están capacitados para tal desempeño. Si nos atenemos a la primera ley, la probabilidad de que una persona perteneciente a un partido político sea estúpida es más elevada de lo que pensábamos. La segunda ley no nos consuela de nuestras dudas, pues el historiador para probarla hace referencia a diversos estudios realizados en prestigiosas universidades en los que se demuestra que tanto entre los bedeles, como entre los empleados, estudiantes o profesores la proporción de estúpidos se repite. Ante estos sorprendentes resultados se amplió la prueba a los Premios Nobel y se comprobó que también en este grupo se encontraba la misma proporción de estúpidos.
Y ¿a qué llamamos estúpido exactamente? Pues aquel que causa daño a otros sin obtener provecho para sí o incluso perjudicándose. Entre los políticos, el historiador asegura que se encuentra lo más exquisito de los estúpidos, “cuya capacidad de hacer daño al prójimo es peligrosamente potenciada por su posición de poder”. El estúpido, al contrario que el malvado que sabe que lo es, desconoce su estupidez, de ahí la desinhibición para realizar acciones estúpidas, no es consciente del mal que causa a su alrededor y lo hace sin malicia, sin remordimiento y sin razón alguna. Además una persona puede en alguna ocasión comportarse como un incauto, pero el estúpido lo es siempre.
Con lo que sabemos ahora sobre la “Teoría de la Estupidez” y tras escuchar a los políticos que se presentan a las elecciones, lo de acudir a votar el próximo domingo nos resulta casi una misión imposible. Uno mira a un partido, a otro, a un candidato, al siguiente, a este portavoz... y por desgracia comprueba que la teoría sobre la estupidez se cumple seguro. Pero el mal no para ahí, para colmo Cipolla nos recuerda que en una sociedad en declive como la nuestra “los miembros estúpidos se vuelven más activos por la actuación permisiva del resto de los miembros”. Así es, estamos dejando que todos esos estúpidos políticos dirijan el país, los oímos decir chorradas y nos reímos de ellos, hacemos memes y los dejamos actuar como si nada.
La única solución para salir de esta situación preocupante en la que se encuentra España es que “los inteligentes reaccionen y tomen las riendas del poder”. Por favor si alguien sabe a quién hay que votar para que esto ocurra que corra la voz para no tener que pasar otra legislatura viendo día tras día cómo los estúpidos acaban con nuestro país.