LAS LUCES DEL ALCALDE

Luces de Vigo

Y por fin me fui a Vigo a conocer el alumbrado que ha estado saliendo en los medios de comunicación desde hace meses. El alcalde de esa ciudad se dedicó desde entonces a soltar bravuconadas sobre el impacto que iba a tener a nivel mundial su iluminación navideña. Esto trajo consigo muchas críticas por parte de los que veían en esta iluminación una fuente de contaminación o, quizás, un gasto inútil. En primer lugar tengo que decir que la iluminación me gustó, pero lo que más me impresionó fue la vida que tenía Vigo, en parte supongo, de los visitantes que acuden a ver la iluminación. Fui un lunes porque el fin de semana el acceso a la ciudad estaba colapsado. Llegamos en tren que iba repleto de gente. Renfe había habilitado en estas fechas 7000 plazas adicionales de tren para cubrir la demanda. Como digo, un lunes cualquiera, esa ciudad bullía de gente comprando y las cafeterías estaban a rebosar. Ver a tanta gente allí reunida disfrutando de la iluminación me trajo sin embargo a la cabeza el tema de la pobreza energética. En mi región son frecuentes las noticias relacionadas con incendios en hogares que utilizan formas de calentarse poco seguras por falta de medios para hacer uso del gas o la electricidad. Especialmente triste fue el caso de dos niños pequeños que murieron en un incendio provocado por las velas que encendían para estudiar. Y esto sucedió hace sólo unos años en el centro de una gran ciudad del norte de España. Estos recuerdos y la imagen de las ciudades y pueblos de Asturias, un sábado por la tarde, con las calles vacías, la mayor parte de los comercios cerrados y muchos locales abandonados, hicieron que valorase la iluminación de Vigo en lo que vale. Esa iluminación navideña genera riqueza. Si existe pobreza energética es por la incapacidad de nuestros dirigentes para mover la economía, para generar empleo, para conseguir que la gente mayor tenga unas pensiones dignas o una forma de obtener unos ingresos necesarios. Los que critican al alcalde de Vigo por sus luminosas ideas deberían mirar a su alrededor. En lo referente a la contaminación lumínica, indudablemente está ahí, pero también producía este efecto el alumbrado del polígono industrial que el Gobierno de Asturias construyó en las afueras de Gijón a través de la empresa pública Sogepsa. Un polígono que no se necesitaba por la incapacidad de los gobernantes de atraer inversores a la provincia y cuyas parcelas no acababan de cubrirse, sin embargo, día tras día, desde el cielo, el alumbrado del polígono refulgía inútilmente. Nunca escuché crítica alguna ante semejante despilfarro económico y la contaminación lumínica que producía.
Lo de las luces es anecdótico, lo importante son las ideas para hacer que la economía vaya bien. A la pregunta de si compensa el gasto en luces a la población, se podrá contestar si se hace un estudio objetivo realizado por una empresa externa al Ayuntamiento. Si la cosa fue bien, sería bueno que el año que viene pudiésemos volver a Vigo a ver sus luces.

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