MAS VACACIONES

Vacaciones

Muchos de nosotros estamos disfrutando las vacaciones, otros se irán pronto y el resto ya están pensando en el regreso.  Hay empresas que quieren incorporar políticas de vacaciones flexibles y por ello consideran que no todos los empleados necesitan el mismo número de días de vacaciones, la cifra dependería de variables como la carga de trabajo que haya soportado, el estado anímico o la situación familiar.  Yo esto no lo acabo de ver claro.  La carga de trabajo que cada uno soporta es una cuestión muy relativa,  lo que para uno puede resultar agotador para otro puede que no signifique apenas esfuerzo.  ¿Quién y cómo se determinaría dicha carga?  Las subjetividades nunca resultan justas si hablamos de trabajo.  Por eso la legislación española marca un periodo vacacional no inferior a 30 días naturales para todos los trabajadores.  En cuanto al estado anímico, yo nunca he visto a un trabajador que después de haber estado trabajando sin parar desde sus últimas vacaciones no se encuentre con las energías por los suelos.  Y ya si hablamos de situaciones familiares ni que decir tiene que todos tenemos alguna carga, bien sea hijos, padres e incluso nietos.
Veo más razonable la idea de esa empresa en la que todos los empleados disfrutan de al menos 50 días de descanso.  Ahí están incluidos su mes de vacaciones, las dos semanas de Navidades, la Semana Santa, todos los puentes, su cumpleaños y el de sus hijos.  Eso sí que es planificar las cosas con cabeza.  En primer lugar se acabaron las disputas entre compañeros de trabajo por el disfrute de un puente.  Y es que, a fin de cuentas, ¿de qué sirve tener a los trabajadores metidos en la oficina un lunes previo a un festivo?  Por experiencia puedo decir que esos días son jornadas de acto de presencia en las que lo único que hacemos es preguntarnos qué demonios hacemos ahí metidos.  Es mucho más productivo tener de vuelta tras el puente a un grupo de empleados que tienen en común haber disfrutado de cuatro días seguidos de descanso y que van a coger la tarea con ganas.  Eso de no trabajar el domingo, trabajar el lunes, no trabajar el martes y trabajar el miércoles es lo que yo llamaría un rompe huevos en el que al llegar el jueves ya no sabes ni en que día de la semana estás.  Lo mismo sucede en Navidades, los días que trabajas entre las fiestas lo único que haces es esperar a que llegue la hora de salir para volver a tu vida.  Si esto la sabe la consultora de recursos humanos Psicosoft, que es la que ha aplicado estas medidas, y lo sé yo, es porque todos lo saben; el hecho de que no se apliquen medidas al respecto es por esa desidia que hace que las cosas funcionen por inercia más que por una buena planificación.
Y ya que estamos de vacaciones es buena idea irse, no se trata tanto de viajar, como de irse.  Ser libre es saber huir de los que quieren cazarnos como dijo Mauricio Wiesenthal.  Este escritor era un gran viajero como dejó patente en su libro “El esnobismo de las golondrinas”.  Deberíamos recuperar esa manera suya de viajar sin ir a ver nada en concreto.  Hoy en día están de moda los cruceros organizados en los que hay más actividad que en una jornada de trabajo intenso.  “Me gustan las lenguas extranjeras porque me permiten, cuando viajo, no tener que hablar con mis vecinos”.  ¡Qué relajado resulta el encontrarse entre extranjeros!, a veces envidio a los que rodeamos en la playa del Mediterráneo en la que veraneo.  Cuando no entiendes lo que se habla a tu alrededor puedes imaginar que las conversaciones son mucho más interesantes de lo que son en realidad; cuando no se entienden, las palabras son más musicales.  “Un cretino que habla una lengua desconocida es más llevadero”.  Wiesenthal viajaba sobre todo por Europa, la vieja Europa como él la llamaba.  Yo aún recuerdo cuando Europa era el viejo continente.  Con la creación de la Unión Europea ese concepto del viejo continente se quiso esconder, a nadie le gusta ser viejo.  Sin embargo, cualquiera que haya visitado Estados Unidos se puede percatar de que lo que hace de Europa el viejo continente es maravilloso:   sus monumentos e iglesias centenarias (Estados Unidos no tiene), sus pueblecitos, sus tradiciones, en definitiva su Historia.  La Unión Europea pretendía ser una suplantación de Estados Unidos, porque se envidiaba su manera de hacer negocios, de hacer dinero, que es lo único que hoy en día importa.  Lo que era la esencia de Europa resultaba antiguo.  Vimos lo rico que era EEUU y quisimos ser como él.  El resultado no fue el esperado, la ambición hundió el sueño de la nueva Europa del bienestar económico, de la globalización, de los nuevos ricos, del optimismo de las vidas triunfantes...  Para colmo de males ya ni siquiera es seguro viajar por Europa.  Un amigo holandés solía decir que él sólo hacía turismo por Europa subrayando los peligros con los que uno se puede encontrar en países de Oriente.  Hoy esa premisa ha perdido sentido, se está tan inseguro en el Líbano como en los San Fermines, por nombrar un sitio  en conflicto y otro que aunque no lo esté reúne a miles de personas, con lo cual resulta, como tantos otros, atractivo para individuos interesados en matar al mayor número de personas en el menor tiempo posible.  Ya se empieza a oír que estamos en la tercera Guerra Mundial y esta se libra en cualquier rincón del Mundo, no necesariamente en los lugares considerados inestables y peligrosos.  En Europa se intenta identificar a los sospechosos, lo que resulta imposible porque a los asesinos se les quiere reconocer por su ideología y como decía el escritor Cabrera Infante en su exilio londinense, esa gente no tiene ideología, quieren matar y se apuntan a cualquier causa que les de una escusa para apretar el gatillo. Me pregunto si mi amigo el holandés seguirá sintiéndose seguro disfrutando de sus vacaciones por Europa.     

LA VUELTA TRAS LAS VACACIONES

 

La vuelta al trabajo tras las vacaciones siempre es dura. Para colmo, con los años, el tiempo pasa volando y ya ni las vacaciones cunden.  El día antes de volver al curro se duerme mal, se está ansioso y con el cuerpo en guardia en espera de un acontecimiento.  Es curioso que nos sintamos así porque en el momento que llegamos a la oficina comprobamos que nada ha cambiado.  Así es, tantos nervios para nada.  Nuestro trabajo sigue igual que el día en el que nos fuimos.  En un mes de vacaciones (para el afortunado que tenga un mes) se pueden experimentar muchos cambios:  te relajas, piensas en las cosas de la vida, te pones más moreno, engordas gracias a la buena vida o adelgazas gracias al ejercicio, te da tiempo incluso a leer varios libros que amplían tus horizontes, convives más con la familia y los amigos, con los que siempre puedes intercambiar puntos de vista...  Son quizás todas estas vivencias lo que te generan unas expectativas equivocadas.  De golpe y porrazo vuelves al trabajo, a la inmovilidad, al siempre todo igual.

Tengas el trabajo que tengas los mismos problemas se repiten hasta la saciedad, es como si entrases en un circulo vicioso del que nunca sales.  Los compañeros tampoco cambian y mucho menos los jefes, ya no digamos los alumnos, clientes, pacientes...  El primer minuto en tu puesto de trabajo te demuestra que los siguientes meses seguirán siendo igual que los anteriores al periodo vacacional.  Tú puede que hayas cambiado pero tu entorno de trabajo sigue igual y poco a poco tu irás volviendo a tu estado natural de trabajador.  Si habías adelgazado en las vacaciones volverás a engordar, perderás el moreno y se te olvidarán todas esas buenas ideas que tuviste mirando la puesta de sol.
La ansiedad previa a la vuelta de las vacaciones te prepara para unos cambios que no existen.  En parte la ausencia de cambios te permite relajarte pero es una pena que toda esa energía con la que te recargaste se pierda en unos días para volver poco a poco a la rutina.  Y es que la experiencia te va enseñando lo inamovible que son las organizaciones.
¡Ah!, se me olvidaba mencionar todas las ilusiones que pusiste en los boletos de loterías varias (bonoloto, primitiva, gordo, once, euromillón, etc.) que adquiríste durante las vacaciones.  Ahí se te va la única esperanza que tenías de romper con la rutina y así conseguir llevar a buen término todas esas ideas que tan fácilmente anidan en tu cabeza tumbado en una hamaca, bajo una sombrilla, tomando un mojito.

Vivir para trabajar o trabajar para vivir

                               
Leo en eldiario.es una entrevista con Israel Ferrer, un joven español que trabaja en Silicon Valley. Desde hace un año trabaja como desarrollador para Twitter además de dirigir a un equipo de diez personas.  Para muchos de nosotros Silicon Valley es otra galaxia porque nos parece que allí se trabaja a un nivel estratosférico, que están los más capaces, que se gana más dinero, que se cuida mejor a los trabajadores...  Me paro a analizar sus respuestas porque me parece sincero cuando dice que no le convence la forma de vida americana.  Lo que me queda claro es que en Silicon Valley sólo entras si eres de los mejores en lo tuyo.  Nos dice Israel que la entrevista se la tuvo que preparar como un examen de fin de carrera y que hay varios entrevistadores.  Me gustaría preguntar a los trabajadores de Silicon Valley si conocen algún caso de enchufismo en su entorno de trabajo, aunque ya Israel nos da una pista de que eso no es posible porque como él bien dice “es muy difícil echar a gente, si contratas a alguien que no cumple las expectativas es posible que el equipo en el que trabaja deje de funcionar”No nos engañemos, las expectativas y la objetividad a la hora de contratar tienen un precio y en la cumbre de los avances tecnológicos se trabaja, trabaja y trabaja Supongo que es verdad eso de que no se puede tener todo en la vida y en España aunque tenemos que pasar muchas horas en el centro de trabajo el rendimiento que se nos exige no es tan alto, cosa por otro lado normal porque los equipos de trabajo suelen contar con algún que otro enchufado y efectivamente como ya han descubierto en Silicon Valley es difícil hacer que el equipo funcione y más difícil aún echar al enchufado.
Como ya comenté la vida en San Francisco no convence a este español, cuando le preguntan por el nivel de vida ves que tanto trabajar y ni siquiera te forras. Para ser rico en San Francisco tienes que ganar al año 423.000 $ ( 393.000 €), sueldo que supongo que no estará al alcance de cualquiera y además la vida es cara.  De la entrevista con este español se deduce que apenas tiene para alquilar un apartamento al que llama habitación y por él paga lo mismo que si viviese en un apartamento en Nueva York.  Si a esto sumamos que tiene que pagar un 30% de impuestos y eso a cambio de ningún servicio público nos damos cuenta de que tampoco se trata de una bicoca.  Eso sí, tiene la compensación de que allí se reconoce un trabajo bien hecho.  Lo que me parece ofensivo es el comentario que según este trabajador corre por EEUU de que frente a los europeos los trabajadores americanos sólo necesitan una semana de vacaciones.  Si hay un invento importante de la humanidad ese son los Derechos humanos y reproduzco el artículo 24 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 10 de diciembre de 1948:

Artículo 24

Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

Aunque ya ha pasado mucho tiempo no creo que los americanos puedan inventar nada nuevo al respecto.

Pero de todo lo que nos cuenta este español que trabaja en EEUU con lo que me quedo es con la frase final:  “Creo que, a nivel profesional, no me llevaría nada de España para Silicon Valley”.  Esto me lo creo al pié de la letra.  En nuestro país estamos sufriendo un retroceso en las relaciones laborales que nos está llevando al siglo XVIII.  El dialogo entre trabajadores y patronos es prácticamente nulo y la meritocracia no existe.  O aprendemos del modelo de otros países o dentro de poco en España vamos a tener un mercado de trabajo tan empobrecido que ya no se va a poder contratar a los mejores porque ya todos habrán emigrado.

La jubilación a los 70

                                  

Uno de los argumentos que se esgrimen para justificar que los trabajadores debemos jubilarnos obligatoriamente a los setenta años es que la esperanza de vida ha aumentado.  Este argumento como todos los que se hacen en beneficio del sistema es poco realista.  Las cifras, los datos, los números... se hacen y rehacen hasta que cuadren con los intereses del político de turno.  En la administración, los departamentos que juegan con los datos están muy cerca de la persona que debe tomar las decisiones, no para informarle mejor sino para tomar mejor nota de cómo deben de tratarse las cifras.
La esperanza de vida ha aumentado en España al igual que en otros países dependiendo más del código postal que del código genético.  Si vives en una zona residencial o el centro de una ciudad la probabilidad de que vivas más años es mayor.  A pesar de que todos tenemos acceso a la sanidad, la enfermedad no ataca por igual a personas con problemas económicos que al que disfruta de una posición desahogada.  La obesidad, la hipertensión o la artrosis son más frecuentes en clases sociales bajas como se refleja en “El mapa de razones de mortalidad por secciones censales” . 
A la hora de hablar de la edad de jubilación se deberían de tener en cuenta circunstancias demográficas, de salud, tipo de ocupación etc...  La sola necesidad de un aumento de la aportación al sistema de seguridad social no es suficiente para retrasar el disfrute de una merecida jubilación a trabajadores que, debido a sus circunstancias personales, no llevan encima la longevidad que el sistema pretende asignarles para poder así exprimirlos aún un poco más.
Como ejemplo de lo dicho basta ver que profesionales por cuenta ajena deciden voluntariamente continuar trabajando a pesar de que por edad podrían jubilarse:  médicos, profesores universitarios o políticos.  Estos tres colectivos están bien pagados y el esfuerzo realizado, aunque agotador, no lo es tanto como para impedirles continuar unos años más ejerciendo sus funciones.  Valga este ejemplo como una generalización seguramente tan injusta como la que hacen los que pretenden que todos los trabajadores se jubilen a los setenta años.    

DOLOR DE ESPALDA

                                                   

Los que trabajamos en una oficina no estamos exentos de riesgos en nuestro trabajo. Malas posturas o movimientos repetitivos afectan a músculos, articulaciones, tendones, ligamentos, huesos y nervios con las consecuentes molestias.
Si se lleva ya un tiempo trabajando no es extraño comenzar a sentir dolores.  El dolor afecta a espalda, cuello, hombros y brazos, también puede aparecer dolor en las piernas aunque es menos común.  Incluso si está empezando a trabajar no está libre de tener un accidente que le produzca una fractura o dislocación.

Al principio se siente una ligera incomodidad, pequeños dolores hasta que un buen día no te queda más remedio que acudir al médico.  Una vez que el dolor se vuelve crónico los tratamientos no suelen producir la recuperación, lo que puede llevar a una invalidez o a la perdida de empleo.

Sin embargo, no hay que desesperarse, los trastornos músculo esqueléticos, que es como se llama a estas dolencias, se pueden prevenir.  Hay que tener presente los siguientes principios:

1. Analizar cómo las posturas o tareas que realizamos a diario pueden afectar a nuestra salud.
2. Según el puesto de trabajo aplicar las medidas preventivas adecuadas.
3. Las acciones del punto 1 y 2 deben de revisarse y actualizarse regularmente.
 
No sólo se trata de un problema de salud sino también económico.  Los medicamentos cuestan dinero, el estar de baja también supone una disminución en los ingresos del trabajador, la rehabilitación no siempre está cubierta por la Seguridad Social...  Desde el punto de vista del empresario el tener a los trabajadores enfermos le supone una perdida de productividad y por lo tanto de ingresos.  Para la sociedad supone un incremento del gasto en Seguridad Social.

Las estadísticas demuestran que los trastornos músculo esqueléticos son un problema de salud de importancia considerable entre la población trabajadora europea:

- Un 25% de trabajadores europeos presentan dolor de espalda y un 23% dolores musculares.
- Un 62% de los trabajadores están expuestos, al menos una cuarta parte de la jornada, a movimientos repetitivos, un 46% a posiciones forzadas y un 35% mueve cargas pesadas.
- Agricultura y construcción son los sectores más expuestos a estas dolencias.

Se debe tomar especial precaución si se realiza alguno de los siguiente esfuerzos:

·    Usar la fuerza:  levantar, cargar, tirar, empujar...
·    Movimientos repetitivos: teclear, pintar...
·   Posturas estáticas forzadas:  permanecer largo tiempo de pie o sentado, trabajar con las manos por encima de los hombros...
·    Utilizar utensilios que requieran realizar presión.
·    Estar sometidos a vibraciones.
·    Trabajar en ambientes muy fríos.

La empresa también debe tener en cuenta a la hora de organizar a sus trabajadores que existen ciertos puestos que representan un mayor riesgo :

·    Trabajos de demasiada demanda (camareros)
·    Puestos en los que el trabajador no tiene el control de la situación (operadores telefónicos)
·    La baja satisfacción laboral de ciertas labores
·    Trabajos repetitivos (operadores de máquinas)
·    Trabajos de un ritmo elevado
·    El disponer de poco tiempo para la realización de tareas
·    Ausencia de apoyo por parte de colegas y jefes.

A nivel individual uno mismo debe evaluar las características personales que le van a hacer más o menos susceptible de sufrir problemas musculares:

·    Historia médica
·    Capacidad física
·    Edad
·    Fumador o no
·    Obesidad

Cualquier persona está expuesta a sufrir dolores músculo esqueléticos.  Sin embargo, un trabajador con más edad presenta un riesgo mayor de presentar problemas musculares que uno joven.  Las mujeres son más susceptibles de padecer afecciones en los miembros superiores debido al trabajo que desarrollan.  Trabajadores en precario están también más expuestos a los trabajos repetitivos y a posturas forzadas en su puesto. 

Para evitar estos problemas de salud de los oficinistas hay ciertas medidas que se deben tomar:

1.    Utilizar mobiliario de diseño ergonómico.
2.    Entrenar a los trabajadores para que no adopten posturas que les perjudiquen.
3.   No cargar al empleado con tareas repetitivas que se mantienen a lo largo del tiempo.
4.    Programar adecuadamente los descansos para no sobrecargar al trabajador.
 
Debemos aprender a cuidarnos para evitar males mayores.  A la larga un poco de egoismo y pensar en uno mismo nos beneficia a todos.

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