EL SEXO COMO MONEDA DE CAMBIO

                                              

El asunto Harvey Weinstein sigue coleando. A estas alturas todo el mundo ha oído hablar de este productor que debía ser todo un Dios en Hollywood pero que fuera de EEUU no lo identificábamos hasta que estalló el escándalo. El escándalo en cuestión es que este productor de películas ha sido denunciado por infinidad de actrices o aspirantes a actriz. Se trataba de un acosador que para más inri no se escondía, ya que hasta en las galas de los Oscar se hacía referencia a su afán depredador sobre las actrices.

Estos comentarios fueron aplaudidos y reídos por todos los presentes que ahora entonan el mea culpa por no haber hecho nada al respecto. Esta ambigüedad en la respuesta ante lo que este tipo solía hacer sigue produciendo una brecha en la sociedad. Recientemente en Francia, como respuesta al movimiento “Me too” surgido en EEUU en contra del acoso a mujeres, diversas personas firmaron un manifiesto en contra del puritanismo, entre ellas se encuentran rostros conocidos como el de la actriz Catherine Deneuve. ¿Y qué es exactamente lo que hacía el tal Harvey Weinstein? A raiz de las primeras denuncias numerosos testimonios salieron a la luz, tras leer algunos de ellos parece ser que el modus operandi de este sujeto se repetía. De todos los testimonios sólo unos pocos hacen referencia a que hubo violación, no voy a referirme a estos casos que ya me parecen muy serios y sobre los que no se debe especular. En el resto de los sucesos la dinámica era la siguiente: una actriz estaba pendiente de trabajar en una de las películas del productor, este le decía que fuese a leer el guión a su habitación del hotel, una vez allí él la recibía en bata y le pedía que le hiciese un masaje, muchas se iban y algunas se quedaban. Este es el caso que más se repetía y por eso es el que voy a analizar. El individuo en cuestión utilizaba su posición para conseguir favores sexuales. No hay que olvidar que como productor se cuenta que ponía 10 millones de dolares sobre la mesa para conseguir salirse con la suya en el reparto de Oscar. El problema más que el acoso en sí, que algunos han querido llamar flirteo, es el vivir en una sociedad que fomenta el abuso de poder. Si un productor tiene la poca ética de sobornar a diestro y siniestro para conseguir un Oscar, si este individuo se sale con la suya una y otra vez, si encima tiene fama de acosar a las actrices con las que trabaja, si en la gala de los Oscar se hacen bromas sobre el asunto... Cómo es posible que alguien se extrañe de lo sucedido. No era un secreto, era una forma de actuar que en muchos ambientes, y el artístico es uno de ellos, está admitido: Si quieres algo tienes que dar algo a cambio. Algunas mujeres lo vieron así, hoy alguna de ellas tiene un Oscar en la estantería de su casa. Probablemente la vejación sufrida le mereció la pena bajo su punto de vista. Ese es el auténtico problema, el que no se acceda por méritos propios a un trabajo, sea de actriz u otro cualquiera. El que se tenga que considerar siquiera el tener que dar un masaje sexual para triunfar. El que la sociedad normalice estos comportamientos. Harvey Weinstein no se escondía precisamente, si lo que hacía todos lo viésemos como lo que era, una aberración, podría haber pasado una o dos veces, y no las doscientas o más de las que se habla. Es a la sociedad a la que hay que educar para identificar estos hechos como lo que son, delitos a la integridad personal, para que ni una sola persona considere siquiera el sexo como una moneda de cambio. 

VA DE ARQUITECTURA

         

Esta semana va de arquitectura.  Hay que ser moderno, inventar nuevas cosas, innovar y por eso aquello de "mi mesa y mi silla" se ha quedado antiguo.  Ahora los arquitectos diseñan oficinas en las que la ubicación de los trabajadores no es fija.  Cuando llegas por la mañana no sabes donde te vas a sentar.  Si tienes un jefe organizado y dinámico muy bien, pero como tengas un "barullón" ya me contarás. Qué nos parecería si nos dijesen se acabó eso de tu cama, cada noche tienes que dormir en una diferente.  A mi me gusta saber cuando llega la noche dónde voy a dormir, y mi cama es el mejor lugar del mundo. Cuando llego por la mañana a la oficina me gusta sentarme en mi silla porque se ha ido haciendo a la forma de mi cuerpo y eso me hace sentirme cómoda.  Otra cosa es que a veces me apetecería cambiar de trabajo y eso sí que es difícil en España, pero ese es otro cantar.  Si nos preguntamos a quien favorece semejante movimiento de silla, me temo que no sea al trabajador.
 Frank Gehry recibió el encargo de Zuckerberg para diseñar la nueva sede de Facebook, las instrucciones fueron que todos estuviesen en la misma habitación y así construyó una estancia de 100.000 metros cuadrados, algo así como 3.000 oficinas juntas sin tabiques de separación.  Yo de arquitectura no sé nada, pero de habitar oficinas sé un rato y puedo decir que cuatro personas juntas jamás llegan a un acuerdo sobre si abrir o cerrar la ventana y hacia dónde girar la rueda del termostato.  ¿De verdad hay una oficina para 12.000 personas juntas en la que la temperatura y la luz son ideales para todos?    Y no hablemos de oír conversaciones que no te incumben.  Miles de personas juntas hablando entre sí o por teléfono.  Probablemente se refieran a una dimensión diferente a la que yo me encuentro.  Por lo visto los empleadores están concienciados de que el bienestar de los trabajadores es clave para el rendimiento.  No creo que una muchedumbre trabajando codo con codo bajo un mismo techo por mucho que este techo sea vegetal, como el que diseñó para Facebook, Frank Gehry sea una manera de rendir más.
Yo sigo pensando que lo ideal es lo de toda la vida, tener tu propia silla y  mesa, y si puedes tener tu propio despacho mejor, así abres y cierras la ventana cuando te da la gana y pones el termostato según te apetezca, ¡Qué demonios!  Si de verdad se quiere tener a los trabajadores contentos la mejor manera es proporcionarles un entorno amable.  Es lo mismo que si nos dijesen que para que una familia sea más feliz deben dormir todos juntos en la misma habitación. A mi me parece un atraso incluso el que un matrimonio comparta habitación.  Cada persona necesita tener su espacio, encender la luz cuando quiera, ver la TV si le apetece, dormir con la persiana subida (a mi me da claustrofobia bajar la persiana) y que le despierte el sol al amanecer, etc.  Que se lo pregunten a Tim Burton y Helena Bonham Carter, cada uno vive en una mitad de su mansión y son un matrimonio feliz, quizás precisamente por eso.
Y ¿qué historia es esa de que el jefe se siente con los trabajadores?  La Directora de la nueva sede del BBVA afirma que en este edificio se han eliminado los símbolos de jerarquía y estatus.  Que me perdone esta directora pero la única manera de que desapareciesen dichos símbolos sería que todos percibiésemos las ingentes cantidades de dinero que gana ella.  Dice esta directora que se inspiraron en la sede de Bloomberg en Nueva York en la que el propietario estaba sentado en una mesa junto al resto de trabajadores.  Me parece bien que las personas sean normales y cercanas sea cual sea su cuenta corriente o sus conocimientos, pero de ahí a tener que convivir con tu jefe hay un trecho.  Por mucho que queramos cambiar la arquitectura de los lugares de trabajo el jefe siempre será el jefe.  Sabemos que es el que manda, si es un poco listo se deja aconsejar por los que de verdad saben que son los empleados y no dudo de que puedas llegar a desarrollar un cierto aprecio por tu jefe, pero al igual que un adolescente adora a sus padres y prefiere estar a su aire en su habitación, un trabajador está mejor si su jefe no está encima (y esto no lo digo en sentido literal).  

Lo único que aprovecharía de todo esta nueva moda arquitectónica es la idea de trabajar en la naturaleza.  Cuando era estudiante me gustaba estudiar en sitios insólitos:  la playa, una terraza, dentro del coche, etc. Eso me relajaba porque no veía el estudio como una obligación sino como una diversión.  Supongo que con el trabajo se puede hacer algo parecido, que cada uno escoja el espacio que más le guste para poder disfrutar del trabajo.

 

 

Ni frío ni calor

                                        

En 2008 vivimos en España la revolución de los ministros sin corbata.  Algunos ministros decidieron quitarse esta prenda para aguantar el calor en las cámaras y no tener que bajar la temperatura con el aire acondicionado.  Otros ministros encontraron en este gesto una afrenta. 
El erradicar el uso de corbata en las oficinas permitiría elevar la temperatura del aire y así ahorrar energía.  Lo cierto es que el hombre occidental no se viste precisamente cómodo para ir a la oficina:  traje, cinturón o tirantes, chaleco, corbata... 
Si lo comparamos con el oriental que lleva una camisa suelta y un pantalón flojo del mismo tejido que la camisa, parece que el occidental va metido en un corsé.                

Hombres y mujeres se visten muy diferente para ir a trabajar.  Las mujeres llevan ventaja en verano al poder ir en tirantes y sandalias.  Si a esto sumamos que cada uno de nosotros tenemos un termostato interno que no se puede regular como el de la pared, no se hace raro ver a un grupo de compañeros de oficina discutiendo por si se abre o no una ventana, o mirando fijamente al termostato del aire acondicionado discutiendo en qué rayita debe estar la rueda.  Por mucho que queramos ponernos de acuerdo en la temperatura que debe haber en la oficina cada uno de nosotros tenemos un termostato interno que no se puede regular como el de la pared.  En este sentido, la neumóloga Pilar de Lucas, ex presidenta de la Sociedad Madrileña de Neumología, indica que el centro termorregulador del organismo, situado en el hipotálamo, es individual, de forma que algunas personas “pueden tolerar peor el calor que otras”.   

Conclusión:  en una misma oficina unos sentimos frío y otros sentimos calor.  Dos personas no llegan a un acuerdo en cuanto a la temperatura, no digamos ya si hay cinco o más.  La falta de sentido común, el menos común de los sentidos (cada día estoy más convencida), reina en los compañeros de habitáculo.  Los que son frioleros van con camiseta fina de manga corta y los calurosos llevan jersey de lana de cuello alto. 

El personal de mantenimiento tampoco ayuda en estas crisis.  Cuando los llamas la contestación siempre es la misma:  “Todo es normal”.  Da igual que le des vueltas a la rueda y el aire sigue saliendo frío, todo es normal.  El aire hace un ruido insoportable, todo es normal.  Hay 20º en la calle y el aire sale como fuego por las rejillas, todo es normal... Con esta perspectiva las discusiones están a la orden del día.

Vamos a poner un poco de sentido común en la temperatura de nuestra oficina:

1. Pasar frío no es bueno.  Si el aire acondicionado está muy alto es mejor tener una prenda abrigada a mano.

2. El bienestar térmico se basa en un equilibrio entre la actividad física y la ropa que se utiliza.  Si vamos a estar sentados, sin apenas movernos, hay que abrigarse más que si vamos a estar de un lado para otro.  Para aplicar esta regla hay que tener en cuenta la tolerancia al calor de cada uno. 

3. Otros factores que influyen en el bienestar térmico son:  la humedad relativa, la velocidad del aire y la temperatura radiante.  De estos tres factores existen estándares aplicables a espacios cerrados y que garantizan el confort al 90% de la población (ver tabla).

4. Mantener una temperatura que oscile entre:  21 a 23 º C (69º-73º F).  En verano cuando en el exterior la temperatura es más alta, se recomienda mantener la temperatura de la oficina ligeramente más caliente con el fin de minimizar los cambios de temperatura entre el interior y el exterior.

5. Cuando la humedad relativa es alrededor del 50% los oficinistas tienen menos problemas respiratorios (especialmente en invierno).  Una humedad superior puede contribuir al desarrollo de bacterias u hongos.

6. Cuando la humedad relativa es inferior al 50% se  produce sequedad de las mucosas.  El ambiente demasiado seco provoca carga electrostática en los equipos y en las personas.

7. Evitar corrientes de aire, tanto natural como provocado por el aire acondicionado.  Se recomienda una velocidad del aire por debajo de 0.25 m/s (aprox. 50 feet/min).

8. Las personas que respiran por la boca sufren más, ya que las vías respiratorias se resecan y el aire entra frío.  El respirar por la nariz nos garantiza la humidificación del aire que entra.

9. Por último hay que tener en cuenta que no sólo es importante la temperatura, el ruido o la calidad del aire también cuentan.

Y ante la duda lo que siempre se debe hacer es intentar contentar a la mayoría.
    

Rangos de Temperatura / Humedad para obtener bienestar

CONDICIONES

HUMEDAD RELATIVA

TEMPERATURA

°C

°F

VERANO (ropa ligera)

30%,
60%,

24.5 - 28
23 - 25.5

76 - 82
74 - 78

INVIERNO (ropa de abrigo)

30%,
60%,

20.5 - 25.5
20 - 24

69 - 78
68 - 75

La American Society of Heating, Refrigerating and Air Conditioning Engineers (ASHRAE)


                       

Teletrabajo o ¿Dónde quieres trabajar?

      

¿Dónde me gustaría trabajar?

 

Para llegar a mi oficina me paso media hora en el coche.  Cuando llego aún es de noche.  En la oficina no hay ventanas, con lo cual no sé si llueve o hace sol, si es de día o de noche.  Suele hacer un calor insoportable y el aire acondicionado hace un ruido que te taladra el cerebro.  Los problemas de convivencia con los compañeros están a la orden del día.  Que si yo cojo el teléfono más que tú.  Que si tú me dijiste...  Que si aquel habla muy alto.  Menos mal que ahora no se puede fumar en la oficina, porque eso era causa continua de peleas.  Salgo y vuelve a ser de noche.  En definitiva, mi trabajo me gusta, pero todo lo que lo rodea me resulta insufrible.  Día tras día me levanto para enfrentarme a un entorno hostil.  Aparentemente no hay solución, o sí.
 
¿Nunca te has planteado que estarías mucho mejor trabajando en un ambiente escogido por ti mismo? 

Ahora que las empresas están reduciendo gastos una buena solución para muchos oficinistas es el teletrabajo

Hoy en día contamos con nuevos medios informáticos que nos permiten comunicarnos de forma remota, lo que hace que muchos trabajos tradicionalmente presenciales puedan dejar de serlo.  No estoy hablando de trabajo a domicilio, ya que con la modalidad de teletrabajo tu sigues vinculado a la empresa gracias a la informática y a la utilización de las nuevas tecnologías de la comunicación.  Los medios necesarios para poder ejercer el teletrabajo son: un ordenador, el fax, un  teléfono móvil y una conexión a Internet.  Con estos medios ya tenemos acceso a  bases de datos, a reuniones virtuales, a transferencia de datos, etc. Igual que si estuviésemos en la propia empresa.  

Muchas de las tareas que se ejecutan en una oficina:  papeleo, escritura, lectura, teléfono, introducción de datos en el ordenador... no requieren de una presencia del trabajador en la empresa y pueden ser realizadas a distancia.  Además, la mayor parte de los trabajadores de oficinas presentan las habilidades necesarias para poder realizar su trabajo en casa. 

Para mi, la principal ventaja es el cambio de enfoque del trabajo, pasando de realizar "horas en la oficina" a realizar "horas dedicadas al trabajo".  Vuelvo a repetir algo que yo creo es una losa para la sociedad española:  el hecho de que esté bien visto alargar las jornadas laborales.  Toda tarea tiene que tener un principio y un fin.  Para eso se crearon los horarios.  Pero hay otras muchas ventajas para el trabajador:

1. Se evitan los desplazamientos.
2. Se reducen los tiempos muertos sin tareas que realizar
3. Mayor autonomía, flexibilidad y movilidad.
4. Aumento de la productividad.
5. Más vida familiar.
6. Mejor integración laboral de personas con discapacidad
7. Ahorro para la unidad familiar en servicio doméstico o guarderías.
8. Menos estrés.
9. Más tiempo libre.

El primero que tiene que cambiar el concepto de trabajo es el empresario, ya que el teletrabajo modifica la organización y los métodos con los que tradicionalmente interactuaba el trabajador con la empresa.  El hecho de no tener al trabajador tan a mano se tiene que ver compensado con una mayor productividad, menores costes de producción, menor infraestructura necesaria, ausencia de absentismo laboral, y trabajadores con mayor ilusión, dedicación y compromiso.  Como vemos los beneficios no son sólo para el trabajado. El ahorro para la empresa puede ser considerable en el mantenimiento de instalaciones (alquiler, luz, calefacción, seguridad...).  Otras ventajas para la empresa serían:

1.    Menos problemas de convivencia entre empleados.
2.    Mayor productividad al establecer un trabajo por objetivos.
3.    Mejor control de los plazos de entrega.
4.    Inexistencia de horarios.
5.    Posibilidades de expandirse geográficamente.
6.    Posibilidad de crecer sin tener que invertir en infraestructuras nuevas.
7.    Ahorro en tickets de comida, autos de empresa, alquiler de garages...

Para el trabajador la modalidad de teletrabajo supone un cambio de mentalidad.  El cuerpo no se traslada al centro de trabajo pero la mente sí, creándose un espacio virtual de trabajo.  El inconveniente que plantean algunos trabajadores es que pierden  su única oportunidad de conocer gente y temen el hecho de sentirse solos, de no relacionarse con sus compañeros de profesión, en definitiva, de aislarse.  El riesgo de que esto suceda es real.  Si en cambio se piensa en el trabajo como una sucesión de tareas que se empiezan, te concentras y se terminan, la cosa cambia.  Y ¿qué pasa entonces con la posibilidad de relacionarse?  Pues que los amigos se pueden buscar en otros ambientes durante el tiempo de ocio, que aumentaría.  Los compañeros de trabajo son como la familia, no se escogen.  El buscar personas con intereses comunes, afines, con las que pasar un buen rato se puede realizar en otros entornos:  gimnasio, tertulias, cursos, grupos de montaña...  En el tiempo libre te puedes dedicar a buscar gente que te agrade, pero por lo menos mientras trabajes no tendrías que aguantar las manías de otras personas.  Lo que no quita para que si hay necesidad de colaborar con otros compañeros de profesión tengas lo medios para hacerlo. 

Existen estadísticas sobre teletrabajo que nos aportan, entre otros, los siguientes datos:
-    En los países escandinavos es donde más extendido está el teletrabajo.
-    Las mujeres apenas están representadas en este sector. 
-    Los teletrabajadores en Europa presentan un elevado nivel de formación
-    La mayoría de estos trabajadores está en la franja de edad 30-49
-   El sector financiero es el que incluye el mayor porcentaje de teletrabajadores (9%). 
-   En las Administraciones Públicas sólo un 2% de los trabajadores desarrollan su labor en este sector. 
-   En España el interés por el teletrabajo parece que se ha ido incrementando en los últimos años.  Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo que en Alemania, donde el incremento del interés ha ido acompañado de un aumento también de los teletrabajadores.

En definitiva el teletrabajo es una adaptación del trabajo a la vida y necesita un cambio de mentalidad, ya que estamos acostumbrados a adaptar nuestra vida al trabajo.  Lo que cada mañana supone para mi una obligación podría convertirse así en una responsabilidad que tengo y que puedo ejercer cuando a mi me convenga.  El tiempo que pasase trabajando lo haría con ilusión, dedicación y compromiso.   

Algunas lecturas sobre teletrabajo que pueden resultarte interesantes:

1. El teletrabajo aumenta un 13% la productividad de los empleados.
2. Se acabó el teletrabajo en yahoo.
3. El teletrabajo y las videoconferencias ahorran hasta un 30% en costes.
4. Teletrabajo y comunicación interna: ¿incompatibilidad?.
5. El teletrabajo: ventajas e inconvenientes.

Páginas web de Asociaciones de teletrabajadores:

1. ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE TELETRABAJO.
2. ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE TELETRABAJADORES.

El ruido en la oficina

                                                  

Seguro que muchos de vosotros sabéis lo que es trabajar en un entorno ruidoso.  La impresora que no para de escupir papel, compañeros con tono alto de voz, el teléfono sonando, el aire acondicionado, el ventilador de la cpu...  Estos sonidos, a los que creemos estar acostumbrados, pueden llegar a causar múltiples problemas.

¿Qué es el ruido?

Se considera ruido todo sonido indeseable, su intensidad se mide en decibelios (dB).  Una conversación normal son unos 65 dB y alguien gritando 80 dB, aunque la diferencia son sólo 15 dB la intensidad entre uno y otro es 30 veces mayor porque 1 dB supone un aumento de dos veces la intensidad del sonido. 
Tradicionalmente se considera un lugar de trabajo ruidoso aquel en el que hay máquinas, pero existen otras fuentes de ruido que nos podemos encontrar en una oficina.  La presencia de público hablando, el abrir y cerrar de puertas, el teléfono, impresoras, el sistema de ventilación..., pueden hacer de una oficina un lugar ruidoso.
No sólo la intensidad del ruido es importante, también hay que tener en cuenta el tiempo de exposición.  Un ruido inapreciable para una persona que acaba de entrar en la oficina, puede resultar insoportable para el que lleva allí 8 horas trabajando.

¿Qué problemas causa el ruido?

La perdida de oido o el estrés son algunas de las causas del ruido.  Se sabe que el ruido resulta perjudicial para el sistema cardiovascular produciendo un aumento de la presión arterial.  El estrés que nos produce el trabajo suele estar causado por la unión de varios factores; uno de ellos es el ruido, incluso si su nivel no es muy alto.

¿Qué trabajadores están en riesgo por el ruido?

La respuesta es clara: “cualquier trabajador”.  Tradicionalmente se ha considerado que es la construcción, la industria, el transporte... los sectores más afectados por el ruido.  En realidad, en cualquier entorno en el que haya un grupo numeroso de gente hablando, máquinas (puede ser un motor o una impresora), aire acondicionado...puede haber un nivel de ruido superior al deseable.

Reducir el ruido

Los responsables de una empresa tienen el deber legal de proteger a sus empleados del riesgo producido por el ruido.  Es su responsabilidad:

1. Realizar medidas periódicas del ruido que determinen el posible riesgo.
2. Eliminar las posibles fuentes de ruido (mamparas protectoras, regular la velocidad de salida del aire...)
3. Controlar el acceso de personas al recinto en el que los trabajadores están desarrollando su labor.
4. Realizar pruebas periódicas de perdida de oído al personal.

Los datos del artículo se han obtenido de la "Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo".

 


 

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